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¿Qué pensará Manjarrez?  |
La reconstrucción del asesinato de monseñor Jorge Altafulla coincidió en momentos que familiares se disponían a realizar la ceremonia para depositar las cenizas del presbítero en la cripta de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe.
Esta coincidencia, aparte de desconcertar a los familiares, causó disgusto entre los feligreses, que tuvieron que soportar la presencia del homicida Marcos Manjarrez, quien en ese momento explicaba a los funcionarios de instrucción cómo se habían dado los hechos.
La seguridad se tuvo que reforzar y el fiscal Rolando Rodríguez, quien estaba a cargo de la diligencia, tuvo que llamar al orden a los parroquianos que no se sentían conformes con la presencia del homicida.
"No pudieron traer a este asesino en otro momento", señalaba una señora, mientras que la Policía pedía a los asistentes que tenían que desalojar el lugar por instrucciones del fiscal.
La diligencia judicial de reconstrucción se inició a las 4:15 de la tarde y a las 5:00 p.m. llegaron los familiares de monseñor con los restos convertidos en ceniza.
Durante la reconstrucción se dieron contradicciones entre las declaraciones del sacristán que encontró el cadáver y Marcos, quien en varias ocasiones interrumpió para decir que las cosas no se habían dado de esa manera.
Marcos explicó que antes de entrar en contacto con el sacerdote, él había entrado a dos de los santísimos que hay en la iglesia, a orar por la paz en el Medio Oriente, y en otro a rezar para que no hubiera más muertes en el mundo.
Durante su indagatoria, explicó que pudo escuchar las últimas palabras de agonía del presbítero, quien después de recibir las 14 puñaladas, presuntamente le dijo: "negro infeliz te vas a morir en el infierno". Manjarrez salió y dejó el cuerpo en medio de un charco de sangre.
El homicida confeso declaró que él no es homosexual y que tuvo varias novias en la Universidad de Panamá cuando estudiaba en la Facultad de Derecho.
Sostuvo que durante su estadía en el Seminario, denunció en varias ocasiones que los sacerdotes llegaban a altas horas de la noche, metían mujeres y, además, se introducía licor, pero que nunca nadie le hizo caso.
En tanto, el seguridad de la iglesia, Luis Enrique Díaz, dijo durante la reconstrucción que Marcos llegó a la iglesia a las 5 de la tarde y le preguntó la hora en que abría, porque quería hablar con monseñor. Y él le contestó que a las 6 de la tarde, a la hora de la misa.
Díaz recuerda que Marcos dijo que regresaba más tarde, pero antes de retirarse le regaló a él, a un sacristán y a una señora una estampita de la Virgen de Guadalupe, diciéndoles que habían sido bendecidas por el Papa cuando estuvo en México.
El homicida expresó a los funcionarios de la Fiscalía, que el cuchillo con el que le había quitado la vida a Jorge Altafulla lo había encontrado en un pote de jardinería que estaba en una casa ubicada detrás de la iglesia. |