CUARTILLAS
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Milciades A. Ortiz Jr.
Espero que los "cabezas
calientes" del gobierno que será desplazado, no traten de convencer
a los copartidarios de que "hay que impedir que Mireya suba al poder".
Los tiempos de la dictadura pasaron y por lo tanto, hay que respetar
la voluntad popular. Además, nadie puede decir que hubo fraude en
las elecciones, así que no existen excusas para no aceptar el veredicto.
Esos "radicales" pueden sugerir un golpe de Estado; que se
llame a una Constituyente, que por la entrega del Canal se prolongue un
año más el mandato del Toro, y quién sabe qué
chanchullo más.
Dudo que los panameños aceptemos estas acciones, y esto incluye
a gente del mismo PRD. Menos de un día después de los comicios,
algunos miembros del PRD me confiaron que ellos temían la derrota
de Martín. Alegaron que la culpa la tenían los mismos miembros
de la "cúpula" del partido, que están desprestigiados.
También indicaron que hubo errores tácticos, como ese
de dejarle mucho poder al movimiento de masas al frente de jóvenes,
descuidando los frentes de obreros, profesionales, mujeres, etc.
Pienso que donde mayor cantidad de análisis deben haberse hecho,
para comprender lo ocurrido el 2 de mayo, es en el partido PRD. Tiene que
doler perder el poder, en menos de cinco años después de haberlo
conquistado.
Creo que ahora se repitió la misma razón que en el noventa
y cuatro, para que ganara la oposición. La otra vez, la gente quedó
decepcionada del gobierno de Endara y los civilistas se dividieron. Hoy
también hubo decepción en el electorado por el gobierno del
Toro. Y estuvo dividido el grupo civilista, pero eso no impidió
su triunfo.
Los votantes se decepcionan de sus mandatarios cuando éstos
no cumplen lo que prometieron (¿recuerdan el pueblo al poder?), o
toman medidas que los afectan. Pienso que los numerosos viajes del Toro
y sus allegados, en momentos en que no hay dinero para la salud, tuvieron
algo que ver con la derrota "del hijo del general".
Pero la derrota política más significativa fue la de
la alcaldesa. "No sólo fue derrotada, sino humillada",
me comentó un conocido refiriéndose a su tercer puesto, cuando
las encuestas mostraban que iba arriba por amplio margen. Aquí fallaron
visiblemente las encuestas, a no dudar.
La gente reconoce el trabajo que ha hecho la alcaldesa. Sin embargo,
no gusta de su agresividad al hablar y tratar a los otros candidatos. "Su
boca la mató", podría decirse en este caso.
Ahora hay que ver cómo responden los perdedores: ¿seguirán
en la política? ¿dejarán la política por este
fracaso? Pienso que tanto Alberto como Mayín lo primero que deben
hacer, si piensan seguir en política, es buscarse un partido que
los apoye. Luego viene la labor cotidiana en beneficio del pueblo, para
que vaya "marcando puntos" ante el electorado del futuro.
Este consejo vale para Rubén Blades, quien enterró con
su ausentismo el partido que hace cinco años despertó esperanzas
en muchos jóvenes cansados de la politiquería criolla. Se
comprobó que "no se puede dirigir un partido por fax y teléfono".
La política es cosa de todos los días, en el mismo sitio donde
luego se pedirá el voto.
Tal vez la lección más importante de estas elecciones
es que cuando un pueblo confía en el Tribunal Electoral, se pueden
evitar malos ratos. Y por supuesto, ese Tribunal tiene que actuar de una
manera correcta, como sucedió con la "viveza" del jefe
de campaña del PRD, de anunciar falsamente el triunfo de Martín.
La actuación firme y clara de los magistrados electorales, evitó
confrontaciones. Por allí había circulado una consigna extraña:
"hay que hacer un supermercado, guardar agua potable, baterías,
velas, porque no nos dejaremos quitar el triunfo de Mireya". Por suerte
no ocurrió nada que lamentar, y hoy ya la gente se comió la
comida extra que compró y se tomó el agua que guardó.

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