Los seres humanos somos muy propensos a sufrir diversas enfermedades. Así como existe el cáncer de próstata, también los hombres pueden padecer cáncer de pene.
El cáncer de pene es un tumor maligno que se caracteriza por el crecimiento incontrolado de células y tejido. Este crecimiento es mucho más rápido que el de las células normales, lo que provoca la invasión y progresiva destrucción de órganos y tejidos vecinos. Estas células cancerígenas además poseen la propiedad de expandirse por todo el organismo por medio de la corriente sanguínea o de la linfática. Cuando las células logran su crecimiento a distancia, estamos ante un caso de metástasis. Este tipo de cáncer es poco común.
La mayoría de los cánceres de pene son carcinomas de la piel, y se originan con mayor frecuencia en el glande y rara vez en el prepucio o en el cuerpo del pene, formando masas ulcerativas. Tienden a progresar afectando al resto del glande o a los cuerpos cavernosos. Se extienden por vía linfática.
Los síntomas que se pueden detectar a simple vista por el propio paciente son un crecimiento anormal o inflamación del pene y la expulsión de algún tipo de líquido anormal o flujo de sangre a través del pene. La aparición de llagas, de heridas, de dolores al orinar, de sangre en la orina o molestias en el pene, los testículos o el escroto pueden ser síntomas de cáncer. No obstante, estos síntomas también se pueden presentar también en otro tipo de enfermedades menos problemáticas que el cáncer, por lo que si el paciente observa estos síntomas, no debe asustarse infundadamente, sino que deberá acudir al urólogo lo antes posible.
El mejor tratamiento que existe hoy en día para luchar contra el cáncer es, sin lugar a dudas, detectarlo a tiempo. Acudir al especialista cuando el cáncer todavía no se ha desarrollado es fundamental para que el paciente se pueda recuperar completamente y evite complicaciones.