Nuevamente salió a relucir el corazón placino, la garra, el deseo de triunfo, el amor propio y el sentido de conjunto.
El león estaba herido, la crisis financiera que atraviesa amenazaba con acabar con las ilusiones de este equipo en las semifinales. Pero, Plaza en la cancha se sobrepuso a sus obstáculos, olvidó sus penas y mostró lo que es tener amor por la camiseta que representan.
Nunca pudo Tauro con Plaza Amador, ni en el Rommel Fernández ni en La Pedregaleña. Los taurinos no fueron ni la sombra del equipo que se paseó durante toda la temporada, sencillamente porque Plaza Amador no los dejó jugar.
El "Equipo del Pueblo" está en la final. Está por méritos propios, está porque así lo quiso, porque lo luchó. El "Equipo del Pueblo" está en otra final y la jugará frente al Arabe Unido, club que precisamente lo derrotó en la final del Apertura 2004.
Ojalá que este triunfo deportivo placino sirva para acabar con la crisis que atraviesa el conjunto de mayor tradición de Panamá, que sirva para sumar más patrocinadores y para que los jugadores reciban sus pagos, porque con hambre no se puede jugar. ¡Plaza, sí pudo!