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EDITORIAL
¿Cuántos somos?
El éxito logrado ayer por los encargados del censo nacional de población y vivienda trasciende el mero ejercicio estadístico. Los datos obtenidos deben convertirse en herramientas de análisis y elementos de juicio para la planificación en este y gobiernos futuros. ¿De qué vale saber cuántos somos, dónde estamos, cómo vivimos, cuántos tienen televisores, radios o teléfonos celular e, incluso, cuántos tienen empleo y si no es así, porque perdieron los que tenían? La información obtenida, para que tenga algún valor funcional, habrá de traducirse en planes de fomento, de desarrollo social, de reformas educativas, de impulso a las micro empresas y soporte al sector agropecuario, por no decir más. Una vez sepamos cuál es el estado real de déficit habitacional, tendrán sentido los proyectos de viviendas para los muchos panameños que son catalogados como de escasos recursos y que, por fin, sabremos quiénes y cuántos son, así como dónde están. Reducir el país a cifras no tendría importancia, y gastarse 9.7 millones de balboas en el conteo resultaría una escandalosa estupidez, si no fuera porque aquellos números no mostrarán las entrañas de un fenómeno cada vez más complicado llamado Panamá. Aunque se intenta ayudar a cientos de miles de panameños que dependen de lo que estrategas sociales y políticos estén diseñando, el esfuerzo se diluye por la falta de información. Poco se sabe de lo que los padres de familia están haciendo para llevar el pan a la mesa, y esta es la oportunidad para redescubrir el país, analizarlo y crear los proyectos que han de llevarlo al primer mundo. De nada vale saber cuántos somos, si no estamos dispuesto a hacer lo que se tiene que hacer para que, juntos, vivamos mejor.
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PUNTO CRITICO |
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