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Scott es un maestro en la estética. |
Uno espera en Cruzada ver la misma cosa vacía y sin fuerza visual de Troya, El Rey Arturo o Alexander, posiblemente con alguna reminiscencia a Gladiador (de hecho, su director es Ridley Scott), sin embargo, al salir de la sala, el espectador se da cuenta que el espectáculo en su totalidad es grandioso, tiene una firme ideología y sus mensajes llegan a la mente.
Ya con estos elementos de juicio, uno puede afirmar que Cruzada es un éxito. En las taquillas gringas arrancó pobre, con 20 milloncitos para la superproducción veraniega que es, pero en el resto del mundo ha hecho más de 55 millones en un fin de semana, cifra que la coloca entre las favoritas de la audiencia global. Sí, es cierto, la historia no da para mucho y aburre el romanticismo sin química que precisamente se gastan en estas películas. Reitero, Cruzada tiene las mismas palabrerías de las nuevas épicas, pero lo interesante en este proyecto de Scott es el análisis del mensaje anti bélico y las reflexiones sobre el extremo y despiadado fanatismo religioso.
Por su factura técnica, genial. Scott es un maestro en la estética y los recursos que se requieren para montar un espectáculo digno de verse. Las batallas están intensas y bien coreografiadas, dando la sensación de que a alguna parte del Señor de los anillos le hizo falta algo de esta visual. Calificación 4: Edward Norton sale en el filme como el enmascarado Rey Baldwin.
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