Cuando a la gente le da la gana dicen: "Pase, usted tiene prioridad". Esto es lo que ocurre en la mayoría de los bancos, establecimientos comerciales, farmacias del Estado y un montón de lugares donde se forma una bendita fila.
A las mujeres no se les está dando el espacio que ellas se merecen. Esto es culpa de todos. De nada sirve los reglamentos o leyes especiales que otorgan estos privilegios a las mujeres si nadie le interesa que una dama esté embarazada.
Es común escuchar a los funcionarios del Estado, especialmente los que laboran en farmacias, negarles este derecho a estas personas.
En los bancos, la situación no es diferente. Aquí están fallando los expertos en lo que llaman servicio al cliente. La verdad es que nadie supervisa que los detalles se cumplan. No se fijan mucho menos cuando la fila es enorme y hay un solo cajero.
En Panamá, debemos crecer en esta materia. No es posible que en cosas tan elementales como dar prioridad a las embarazadas estemos fallando.
Las mujeres en estado de gravidez deben exigir un mejor trato. Si hay una fila digan: "Señor, perdone, pero yo tengo prioridad". De esta forma nos daremos cuenta que la mentalidad irá cambiando con el pasar de los años hasta que sea normal que el derecho se otorgue sin contratiempos.
Ojalá logremos algo en esta materia. Así nos daremos cuenta que hemos avanzado en algo en nuestra muy rudimentaria forma de desarrollo inestable.
Solo las naciones con mentalidad de triunfo pueden darse golpes de pecho en materia de leyes que protegen a las mujeres porque no sólo las han inventado, sino que han hecho que las cumplan porque si no de nada vale que exista un órgano que genere leyes para luego violarlas.