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Llanto y dolor de una madre.  |
Yarisel Barría, además de sufrir la pérdida de su hijo de cinco años, tuvo que permanecer tres días detenida, porque se le consideraba sospechosa del deceso de su vástago Irving Joel Abrego Barría, de 5 años, quien apareció muerto en un auto chatarra abandonado a pocos metros de su casa, en Los Caminos de Omar. Tras la necropsia que reveló que el menor murió asfixiado, Yarisel y el padrastro de Irving, Ricardo Pérez, fueron liberados ayer.
La madre sigue desconsolada. Pide a gritos justicia, porque cree que hubo mano criminal. La pobre mujer desgarra a cualquiera con su llanto. A cada momento grita que se quiere morir. Mientras que Elizabeth Moreno de Barría, abuela del niño, hace esfuerzos por no llorar y darle ánimo a su hija. Ella teme que se le vuelva loca de sufrimiento.
La abuela cuestiona el dictamen de los forenses. "No creo nada de esas loqueras... lo que quiero es que busquen al asesino y que lo encuentren lo más pronto posible. Quiero justicia", expresó doña Elizabeth, rompiendo a llorar. Irving Joel era su nieto número 18, no tiene ni la más mínima sospecha de quién pudo ser. |
