A lo mejor ese vecino viejo, con cara de no matar una mosca, hace treinta y tantos años fue un cruel torturador de la dictadura militar que azotó Pana-má. ¿Cuántos torturadores y asesinos andan por nuestras calles, riéndose de sus fechorías y pensando que "el crimen sí paga en Panamá"?
No se puede pensar con seriedad que haya quienes no traten de hacer esfuerzos legales, para castigar a los culpables de las muertes y desapariciones del gobierno militar dictatorial. Si a esas personas que quieren "olvidar" esos abusos, le hubieran matado o desaparecido un padre, hermano, prima, etc., estoy seguro que hoy clamarían por justicia.
Porque el asesinato de personas que se oponen a un gobierno nunca podrá ser archivado... ¡Menos prescribir su acción penal! Sólo la justicia dura e imparcial sobre quienes abusaron del poder contra panameños democráticos podrá cerrar heridas que están doliendo desde el día que los militares salieron de sus cuarteles para tomarse el poder a sangre y fuego.
Y no fue una acción que buscaba mejores días para el país, sino un vulgar golpe de Estado. Lo dieron militares molestos porque el gobierno legítimamente escogido en las elecciones, les quitaría sus privilegios y poder. Es cierto que Arnulfo Arias no era bien visto por los militares panameños, desde cuando lo tumbaron en el año cincuenta y uno. Se alegó que por su culpa murieron policías y oficiales. Pero eso no justificaba el rompimiento del orden institucional, que en esa época fue aceptado por Estados Unidos, pero que ahora con Venezuela sí pidieron respetar. (¡Cómo cambian los tiempos!)
Así como hay una Fundación para mantener la memoria del dictador Torrijos, también debería crearse una Fundación que luche porque los muertos y desaparecidos de su gobierno tengan justicia. Un país que permite que se asesine a hombres y mujeres, simplemente porque se opusieron a un golpe militar, es un país de cobardes y sinvergüenzas.
Por eso hay que felicitar la labor de la Comisión de la Verdad. Al respecto debo señalar que esa comisión se creó tarde, pues ha debido ser el gobierno de Endara el que buscara la justicia para las víctimas de la dictadura.
La juventud panameña debe conocer la verdad de lo que ocurrió esos años del llamado "proceso revolucionario". Para ello hay que sentar en el banquillo de los acusados, a los responsables de los atropellos y muertes, incluyendo los robos a los fondos de la Nación.
¡Nada de contemplaciones con los asesinos y torturadores! Sus crímenes no deben quedar impunes. Si esto no ocurre, mañana o pasado volverá otra dictadura a Panamá, porque se sabrá que no hay castigo para los abusos de los derechos humanos. ¡Esto no es revanchismo sino justicia! |