En la calle 17, casa 17-15, cuarto #6, en el humilde barrio de El Chorrillo, empezó esta bella historia. Allí, un niño lleno de espíritu deportivo y talento comenzaba a abrirse paso, a punta de goles, en el maravilloso mundo del fútbol.
Hijo ejemplar, en palabras de su madre, Mélida Gutiérrez, Rommel Fernández "luchó y luchó" hasta hacerse un espacio en el fútbol de España, donde llegó en 1986.
Lo del "Pánzer" en España fue una odisea de principio a fin. Su primer contrato como jugador profesional -que firmó con el Tenerife- fue de 55, 000 pesetas (¡500 dólares!).
"Él no tuvo nada fácil. La primera vez que fue allá (a España) la pasó bastante mal. Dormía en un lugar sucio, incómodo, pero me decía que callaba porque quería triunfar", recordó doña Mélida.
Jornada tras jornada, gol a gol, Rommel se fue ganando el amor de la afición. Jugó 120 partidos con el humilde Tenerife y marcó 52 tantos, 13 en la temporada 1990-91, lo que llevó al Valencia F.C. a ficharlo por dos millones de dólares, aproximadamente.
Además, aquella campaña (90-91) el placino obtuvo el Trofeo EFE al Mejor Futbolista Iberoamericano, galardón que lucen en sus vitrinas "crack" de la talla de Ronaldinho y Pablo Aimar.
Las cosas no marchaban bien en el Valencia, por lo que "El Pánzer" se marchó cedido al Albacete en 1992. Todo le salía de maravilla en el club manchego, y cuando parecía que había hallado el equipo donde triunfar, un accidente automovilístico cortó su carrera.
Así terminó la vida de Rommel, a quien el técnico Jorge "El Indio" Solari definió como "uno de los nueve mejores rematadores de cabeza del mundo".
Hoy se cumplen 14 años de su muerte. Rommel es -seguirá siéndolo- leyenda viva, pura. Un ejemplo para aquella juventud de nuestros barrios que, agobiada por conflictos, está a la espera de mejores días.
LOS DATOS...
Rommel Fernández vistió la camiseta de la selección de Panamá para las eliminatorias al Mundial USA 1994.
Nació el 15 de enero de 1966.
Obtuvo su diploma de Bachiller en el Instituto Nacional de Panamá.
Irónicamente, nunca jugó para el equipo de Plaza Amador, en cuya cancha dio sus primeros pasos
Llegó a España en 1986 para disputar el Mundialito de la Emigración.
Murió el 13 de mayo de 1993, en un accidente automovilístico.