Desde la óptica del general Rubén Darío Paredes, recuerda un encuentro armonioso y positivo con el Sumo Pontífice. El militar considera que a Juan Pablo II le impresionó sobremanera saber que nos encontrábamos ya en el preámbulo del referéndum sobre las reformas constitucionales.
Paredes percibió a un Papa profundamente preocupado por los infelices marginados pobres de nuestra sociedad. Hizo énfasis en que había que contribuir con el ritmo democratizador de Panamá, pero que cuidáramos que no retornaran los vicios e injusticias sociales del pasado antes de 1968.
La llegada del jefe del Vaticano se preparó con mucha anticipación. Un mes antes del acontecimiento llegó una misión interdisciplinaria de especialistas en protocolo, hospedaje, alimentación, transporte y una muy profesional sobre seguridad personal del Santo Padre.
Según Paredes, todos los grupos demostraron alto nivel de experiencia y eficiencia en sus tareas, empero, los de la seguridad personal eran impresionantes, eficientes y profesionales, quizás con el mismo nivel de la FBI norteamericana. Todos italianos del Estado del Vaticano.
Percibí que le encantó nuestro pueblo. El helicóptero que le transportó por su recorrido nacional, lo bautizamos con su nombre: "Juan Pablo II" y además llevaba pintado el rostro del Papa.
Al militar panameño le impresionó la expresión del rostro y la mirada del Papa más que sus palabras. Era vehemente y sellaba sus planteamientos apretándote las manos con las suyas.
Para Rubén Darío Paredes, el mundo necesitaba de un acto sagrado, solidaridad humana y beatificación como el que se le reconoce a Juan Pablo II, sobre todo en los tiempos actuales cuando se han dado ciertos malestares por conductas equivocadas de religiosos desviados del camino de Cristo. Su beatificación le asegura a la humanidad que él sigue entre nosotros.
