Ricardo De La Espriella y Rubén Darío Paredes eran los hombres del poder en Panamá allá por el año de 1983. Uno era el presidente de la República; el otro el comandante de la Guardia Nacional, pero ambos quedaron eclipsados por la personalidad del Papa Juan Pablo II, cuando visitó el país el 5 de marzo de ese año.
De La Espriella recuerda que el Papa venía de Nicaragua donde había tenido algunos disgustos con la dirigencia del gobierno sandinista e imagino que no sabía con qué podía encontrarse en Panamá. Sin embargo, el cálido recibimiento que tuvo entre los panameños prontamente generó en él una sensación de comodidad y de confianza que Juan Pablo II hacía evidente con la sonrisa y la simpatía que lo caracterizaban.
El ex presidente De La Espriella dijo que el Sumo Pontífice trajo un mensaje de unidad y sobre la importancia de la paz para lograr el progreso de las naciones y la convivencia entre los pueblos.
En cuanto al Gobierno panameño, nos dejó un mensaje muy claro en el sentido de la necesidad de continuar con el proceso de apertura política y cumplir cabalmente la promesa de llevar adelante un proceso electoral correcto y transparente.
La visita fue promovida por la Iglesia panameña y el entonces Nuncio Apostólico, monseñor Juan Sebastián Laboa, quien fue un gran promotor de la iniciativa. No pretendo pensar por el Nuncio, pero siempre imaginé que él veía en esa visita, una manera de impulsar el rumbo democrático que entonces había emprendido el país, sostuvo el ex presidente.
Ricardo De La Espriella no recuerda el costo exacto de esa visita, pero confirmó que el Estado cubrió lo correspondiente al llamado "Papamóvil" y a la seguridad del Papa.
A juicio del ex jefe del Ejecutivo, Juan Pablo II fue hombre providencial; una de esas figuras que están a la altura de los desafíos de la historia de la humanidad en los tiempos y en los momentos precisos. Eso explica que en buena medida el siglo XX esté marcado por su presencia. Muchos de los hechos trascendentes de esa centuria tuvieron que ver o estuvieron relacionados con él. Además de líder de la Iglesia Católica, fue un personaje con influencia decisiva, a nivel mundial, durante un largo período de la historia.