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CONSULTORIO MEDICO
Técnica del láser

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Por H.R. Hiller

Estimado Dr. Hiller: Cuando era un adolescente dejé que un amigo me tatuara la mano, un acto del que ahora me arrepiento. Normalmente trabajo en ambientes judiciales y siento que mi tatuaje no refleja la imagen profesional que yo quiero proyectar a los demás. También me tatué el antebrazo, pero al menos esto puedo ocultarlo con la ropa. ¿Quitarme esos tatuajes sería doloroso o podría dejarme alguna cicatriz antiestética?

Estimado Lector: Hoy en día la técnica del láser permite eliminar la mayoría de los tatuajes, o al menos borrarlos en gran parte, sin las cicatrices características de los primeros métodos que se utilizaban para quitar los tatuajes. Quitar un tatuaje normalmente es menos doloroso que tatuarse. Si quiere quitárselo sin dolor, hay una crema anestética llamada EMLA que puede usarse para aliviar el dolor que produce quitárselo.

Los tatuajes son marcas permanentes hechas mediante la introducción de sustancias pigmentadas dentro de la piel. Los tatuajes no profesionales son normalmente rudimentarios, de un color sólo, o bien con trazos azules o negros hechos por los medios que se tienen más a mano tales como: un lápiz, un bolígrafo, un alfiler o una aguja de coser para que la filigrana quede impresa, tinta de la India, o rímel dentro de la piel. Los artistas del tatuaje profesional introducen los pigmentos utilizando una aguja oscilante o varias agujas concentradas. Antes, la gama de colores a elegir era limitada, pero actualmente la gran variedad de las tintas de tatuaje disponibles hace posible que los artistas hagan esos tatuajes de gran colorido tan en boga.

Los tatuajes han existido desde hace miles de años. Pueden representar una expresión de individualismo o un símbolo de unidad de un grupo social. La popularidad de dicha práctica está en alza. En los últimos 20 años, el número de estudios de tatuaje en los Estados Unidos ha pasado de 300 a más de 4.000. Entre un tres y un 5% de los estadounidenses adultos tienen un tatuaje decorativo. La mayoría son hombres, aunque en estos días las mujeres que solicitan los servicios de un profesional del tatuaje es casi el mismo que el de los hombres. La moda del tatuaje se ha extendido en los últimos años a distintos estratos sociales, ocupacionales y de edad.

El tatuaje es una práctica especialmente popular entre los adolescentes. Dos investigaciones científicas, una hecha en 1993, y otra en 1995, revelaron que el 9% de los estudiantes de secundaria tenían un tatuaje, y entre un tercio y la mitad de los no tatuados estaban considerando la posibilidad de ponerse uno. Del 60 al 69% de los estudiantes con tatuajes se graduaron con buenas calificaciones.

El hecho de quitarse un tatuaje se debe principalmente a que el mismo ya no es considerado adecuado o elegante, o bien ha sido mal hecho, o la tinta con la que se hizo está borrándose. Los lamentos posteriores deben evitarse resistiéndose a la presión de los que le rodean, no haciéndose uno en un momento de impulso, o bien asegurándose de que el tatuaje que usted va a llevar no se lo va a hacer en una zona demasiado visible.

Dos investigaciones por separado llegaron a la conclusión de que el principal motivo citado para desear quitarse un tatuaje era un aumento de la autoestima. Otras razones aducidas fueron un estigma social, la presión del hogar, un cambio de actitud respecto a la pertenencia de un grupo social "malo" o por cuestiones de trabajo. Los resultados de estos estudios fueron publicados, respectivamente, en el número de abril de 1996 de la publicación especializada "Archives of Dermatology" y en el número de marzo de 1999 de la revista especializada "British Journal of Dermatology".

Hace años, los tatuajes se borraban al quitar la piel sobre la cual estaban dibujados. Esto se conseguía destiñendo la piel en cuestión (dermoabrasión); enfriendo la piel (criocirugía); frotando la piel con sal (salabrasión); o cortando o quemando la piel. Algunas veces la cicatriz que dejan estos métodos es tanto o más indeseable que el tatuaje original.

Hoy en día, las cicatrices pueden evitarse si se eliminan los tatuajes utilizando uno de los varios rayos láser de gran precisión. Estos láser emiten mediante impulsos breves de una luz de alta intensidad que destruye los pigmentos del tatuaje reduciéndolos a un tamaño tan pequeño que se disuelven en el sistema de defensa del organismo o que son expulsados a través de la piel. Los daños de los tejidos adyacentes son mínimos al estar muy concentrado el blanco del láser en los pigmentos y al ser aplicada la energía en impulsos rápidos para prevenir que el calor generado pueda ocasionar quemaduras.

El láser de rubí de gran precisión fue el primer láser de esta clase que se utilizó para eliminar los tatuajes. Es bastante bueno para borrar tintas de color negro, azul y varias tonalidades verdes, pero no para quitar los pigmentos rojos o amarillos. El láser de neodimio de gran precisión de itrio-aluminio-granate, es el mejor para quitar los pigmentos de color negro, rojo, naranja y rosa. El láser de gran precisión de alexandrita puede quitar casi todas las gamas de tintas de color negro, azul y verde, aunque es el menos eficaz para borrar los tonos rojos y los amarillos. Otro láser, el láser de teñidos a impulsos, también irradia con precisión y a intervalos energía láser y es sumamente eficaz para eliminar la tinta de color naranja, amarillo y rojo.

El láser de dióxido de carbono es algunas veces usado para quitar tatuajes, aunque, como ocurría con los métodos antiguos, destruye los pigmentos de la piel. Incluso así, quizá sea beneficioso utilizarlo para quitar pigmentos residuales a los láser a intervalos.

De 4 a 2 sesiones de láser, espaciadas entre sí por un mes, normalmente bastan para quitar un tatuaje, aunque su eliminación completa a veces no es posible. Los tatuajes no profesionales suelen estar hechos son tintas de menor densidad y de más fácil eliminación, por lo que normalmente para quitarlos son suficientes de tres a seis sesiones. Por el contrario los tatuajes profesionales están hechos con tintas de gran densidad y de gran duración, por lo que para borrarlos normalmente se necesitan de 8 a 12 sesiones. En caso de que el láser convencional por sí solo no pueda eliminar totalmente todas las tintas, quizá se necesiten láser de otros tipos como los mencionados para borrar los tatuajes policromados.

A pesar de que por lo general quitar un tatuaje mediante láser no deja cicatrices, o apenas unas pequeñas marcas, deben tomarse algunas precauciones para prevenir las cicatrices secundarias que puedan aparecer si la zona tratada ha resultado arañada en exceso o empieza a infectarse durante su curación. En algunos casos, las pequeñas cicatrices que se produjeron al ponerse el tatuaje y que se confundían con la tinta del tatuaje, pueden volver a aparecer en cuanto haya desaparecido la tinta.

Puede que se produzca en alguna medida cierto oscurecimiento o excesiva blancura de los pigmentos de la piel en la zona donde se hallaba el tatuaje tras ser eliminado por el láser, aunque normalmente esto es temporal, y lo más seguro es que a los seis meses la piel haya recobrado su color normal.

Otro problema añadido tras la exposición de la piel al láser es que algunas tintas se vuelven más oscuras. Este nuevo ennegrecimiento de los pigmentos a veces puede dificultar, si no imposibilitar, la difuminación total del tatuaje mediante láser. Es muy difícil predecir que dicho oscurecimiento de la tinta puede suceder, pero es más probable que ocurra con tinta de color rojo sobre piel blanca. Si el médico cree que la tinta puede oscurecerse, debe probarse el tratamiento en una pequeña zona antes de tratar el tatuaje entero.

La complicación más grave asociada con la eliminación de un tatuaje mediante láser es una reacción alérgica sistemática a la movilidad de los pigmentos del tatuaje. Es bastante poco común, y suele ocurrir con más frecuencia cuando hay un historial dermatológico de picaduras, salpullidos u otros signos de reacción local, dentro de la zona de piel que comprende el tatuaje.

Antes de empezar a quitarse un tatuaje, es aconsejable consultar a un especialista y discutir con él las expectativas que se tienen y ver fotos donde se muestre el "antes y después" para comprobar los resultados de dicha técnica.

Incluso teniendo en cuenta la eficacia del láser a la hora de eliminar un antiguo tatuaje, es posible que éste no quede borrado completamente, por lo que debe pensarse que un tatuaje es permanente. Algo que hay que considerar en primer lugar a la hora de ponerse uno, por lo que hay que tomarse el tiempo que sea necesario para reflexionar sobre los deseos y las motivaciones que se tengan para ello. Hay que pensar si ese acto es apropiado no sólo en ese momento sino si lo seguirá siendo en el futuro, y si se ha tomado la decisión pensar en el tema del tatuaje y en su emplazamiento.

 

 

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Incluso teniendo en cuenta la eficacia del láser a la hora de eliminar un antiguo tatuaje, es posible que éste no quede borrado completamente, por lo que debe pensarse que un tatuaje es permanente. Algo que hay que considerar en primer lugar a la hora de ponerse uno, por lo que hay que tomarse el tiempo que sea necesario para reflexionar sobre los deseos y las motivaciones que se tengan para ello. Hay que pensar si ese acto es apropiado no sólo en ese momento sino si lo seguirá siendo en el futuro, y si se ha tomado la decisión pensar en el tema del tatuaje y en su emplazamiento.

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