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HABLA DE LA NICARAGUA POST SANDINISTA
Franz Galich se llevó premio Sinán con novela violentista

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Redacción
Crítica en Línea

El ganador del premio internacional de novela Rogelio Sinán de este año, Franz Galich, es un guatemalteco residente en Nicaragua, a quien le cuesta trabajo creer en Dios. Participó en la revolución sandinista como activista político, no militar, y la guerra le dejó como todo en la vida algo malo y algo bueno: lo malo, una gran frustración y amargura al ver cómo se perdió lo conquistado; lo bueno, una mujer y un hijo.

Sobre el tema de Dios, dice: "Cuando veo tanta opulencia exagerada por un lado, y la miseria inenarrable del otro, me pregunto 'existe Dios' (...) pero dejo de pensar en esas cosas para evitar la depresión (...) mejor soluciono esto como lo hizo Kant [Emanuel, el filósofo alemán del siglo XVIII] diciendo que como no puedo probar ni que existe ni que no, mejor me porto bien y así no arruino a nadie".

Crítica pregunta: ¿Qué tal es su relación con el fusil? Deja salir una risita burlona de su gran boca, y con el tono nasal con que habla suelta la frase: "Je, je... yo diría que buena, sin decir que las armas sean necesarias".

Sobre las consecuencias de la guerra, insiste en que "es muy amargo tener que soportar la frustración de esta revolución que quedó en nada (la nicaragüense): ese es el origen de mis iras". Y de paso dice que "la rabia" es una de las emociones que más lo impulsa a escribir.

Pero, ¿hay que volver a tomar las armas?, pregunta Crítica. "No responde Galich, la vía bélica no es solución para nadie".

Cuando se le pregunta "¿y cuál es la solución?" se mueve nervioso en el sofá, y se nota que lo atraparon en una pregunta a la que no hubiera querido enfrentarse; es un hombre sencillo, que no desea recetar fórmulas para salvar al mundo. Hace una pausa perezosa e incómoda, pero contesta: "Yo diría que la solución tiene que venir casi como un milagro (momentos antes había dicho que no era religioso y hasta dudaba un poco de la existencia de Dios), porque la gente del poder cada vez está más fuerte, y se interesa menos por resolver los problemas de los demás". Y añade: "creo que solución va a venir de afuera (...) por cambios que se produzcan dentro de los propios centros hegemónicos (...) el capitalismo enfrenta crisis cada vez más frecuentes y profundas (...) puede ser que después de la globalización venga aunque suene romántico la "humanización".

La Novela

"Managua Salsa City", entre paréntesis "Devórame Otra Vez", es una novela que se lee muy rápido, por su amenidad y corta extensión. Es una historia de amor, pero sumamente trágica... y habla de un amor fugaz que dura sólo una noche.

Basta con decir que hay muchas balas, sexo, droga ¡y salsaaa! La acción empieza un sábado en la noche, y termina el domingo muy temprano. Los protagonistas: una mujer hermosa, líder de una banda de asaltantes, y un ex combatiente sandinista altamente entrenado, que formó parte de las fuerzas especiales.

Con esta novela, Franz Galich no quiso enviar ningún mensaje; sólo pretendió mostrar cómo es la sociedad nicaragüense postbélica. La obra es toda una gran metáfora. De una forma u otra habla de quienes participaron en la guerra y quedaron sin nada, muertos o lisiados; y cuenta cómo quienes estaban dirigiendo desde lejos, sin participar ni arriesgar sus vidas o sus bienes, se quedaron con todo.

Rogelio Rodríguez Coronel, literato cubano, fue uno de los jurados que tuvieron a su cargo leer las 18 obras nominadas, y tiene excelentes impresiones de la ganadora. "Esta fue la única que leí con ojos de lector. Es la única novela en la que ocurren cosas. Los lectores estamos ávidos que nos cuenten cosas, que nos narren historias", dice.

Señala que, en su novela, Galich "conduce al lector hasta el final de una manera magistral. Hay una materia novelesca, con un mundo sórdido, un mundo marginal, un mundo nocturno (recordemos que de noche salen los demonios), en el que los protagonistas no son otra cosa que víctimas de la guerra; lo único que conocen es la violencia para obtener las cosas".

De acuerdo a Rodríguez, Franz Galich tiene la habilidad de mantenerse en el nivel donde, para caracterizar los personajes, utiliza el habla popular, pero estilizadamente, y eso es una virtud.

Esta obra se puede llevar al cine mañana, sin que sea un libreto cinematográfico dice el jurado. Está tan bien trabajada sobre la estructura del suspenso, que es como si estuviéramos viendo una de esas películas no aptas para menores, porque hay mucha violencia y sexo... mucho sexo.

Sobre el lenguaje obsceno que aparece en la obra, Rolando Rodríguez explica que en este caso hay un elemento soez, pero es funcional; hay elementos que están caracterizando y definiendo un sector social que viene con una serie de abolladuras por su experiencia violentista, que está deformado por la guerra y la droga.

"No se trata de realismo sucio per se", advierte Rodríguez (Franz Galich está en una silla, al fondo, mirando y sonriendo); hay otros casos y hubo novelas nominadas que siguieron esta corriente en los que se exalta la grosería y la vulgaridad por ellas mismas, sin que tenga un sentido en la novela, sino simplemente la exhibición de lo soez, y en "Managua Salsa City" no pasa eso (...) Es una novela que se sostiene con el mundo narrado".

Al momento de la despedida, el periodista notó que Galich no tocó el vaso con Coca Cola que le mandaron desde el bar. "Tal vez sea muy antiimperialista", pensó el entrevistador, "o quizá tenga problemas con el azúcar"... Pero esa pregunta no se hizo.

Galich, saludando con una de sus manazas al periodista como señal de respeto, dijo que se quedaría unos días en Panamá, visitando "aquí y allá" para ver si le llega la inspiración. Hace un año, cuando estuvo de paso por un congreso de literatura, se le despertaron las musas. "Tenía en mente un cuento relacionado con la invasión, pero la verdad es que se ha quedado en proyecto (...) no maduró lo suficiente" dijo.

 

 

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Franz Galich recibió el premio de 4,000 balboas patrocinado por la Universidad Tecnológica, en un acto anoche en el Teatro Nacional.

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