MENSAJE
"Volarán como águilas"
- Hermano Pablo,
- Costa Mesa, California
Cuentan los indígenas
de América del Norte que un guerrero encontró un huevo de
águila y lo puso en el nido de un urogallo, ave gallinácea
de aquel continente. El aguilucho salió del cascarón con una
nidada de polluelos y se crió con ellos. Toda su vida el águila,
convencida de que era un urogallo, siguió las costumbres de los urogallos.
Escarbó en la tierra en busca de semillas y de insectos para comer,
y en la época del celo daba gritos roncos que se parecían
al mugido del toro. No llegó a volar a más de un metro de
altura. ¿Acaso no volaban así todos los urogallos ?
Pasaron los años y envejeció el águila. Un día
vio un ave espléndida que volaba en las alturas del cielo. La mantenían
a flote las poderosas corrientes del viento, de modo que atravesaba el firmamento
casi sin tener que emplear la fuerza motriz de sus hermosas alas doradas.
-¡Que ave tan elegante ! -exclamó el águila en presencia
de su vecino-. ¿Qué será ?.
-Es un águila, el ave más importante de todas. Pero tú
ni lo sueñes. Jamás podrás llegar a esas alturas.
Así que el águila no volvió a pensar en eso. Y así
murió, convencida de que era un águila urogallo.
A diferencia de este triste mito indígena tenemos, en el cuarto
Evangelio, la historia del llamamiento de Simón. Sucede que su hermano
Andrés lo encuentra y lo lleva a Jesús, quien lo mira fijamente
y le dice : "Tú eres Simón, hijo de Juan. Serás
llamado Cefas (es decir, Pedro)"1 Ahora bien, Simón sabe que
el nombre de arameo Cefas, que corresponde al nombre griego Pedro, significa
"roca". Así Jesucristo le da a entender que no ve en él
lo que es sino lo que puede ser. No ve su estado actual sino las potencialidades
de su ser. Le pone un nombre Pedro, que significa "roca", porque
tiene fe de que será un hombre fuerte que habrá de influir
para bien en la vida de un sinnúmero de personas. Cristo ve en el
espejo de Simón lo que Simón mismo es incapaz de ver. Más
allá de los tropiezos que Simón habrá de sufrir a causa
de sus debilidades, el Maestro de Galilea ve que este discípulo tiene
la posibilidad de ser fuerte como una roca. 2 Y a pesar de sus decisiones
lamentables que llevarán a Pedro al extremo de abandonar y negar
su Señor, con una mirada y palabras penetrantes Jesucristo habrá
de mostrarle su amor y hacerle ver que a El sí le gusta lo que ve
en Simón Pedro.3
Al igual que la tuvo con Pedro, Dios tiene fe en cada uno de los que
hemos sido creados a su imagen y semejanza. A cambio, El espera que tengamos
fe primeramente en El y luego en nosotros mismos, es decir, fe en las posibilidades
con las que fuimos creados. Así se harán realidad en nosotros
las palabras del profeta Isaías : "Los que confían en
el Señor... volarán como águilas".


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