Poco fue lo revelado tras el término de la reunión entre el mandatario Martín Torrijos y su colega George Bush. La parte panameña informó sobre generalidades. Esto preocupa, porque casi siempre cuando esto sucede, luego se nos sorprende con acuerdos que nadie sabe de dónde salieron.
La agenda de la reunión incluía aspectos relativos a la culminación del Tratado de Libre Comercio que negocian Estados Unidos y Panamá, el cual contempla ventajas para las empresas norteamericanas en las inversiones que se proyectan para el Canal de Panamá.
El TLC estaba trancado debido a rubros sensitivos para Panamá como son el pollo, cerdo, aceite y arroz. Además, otro aspecto conflictivo recae en la propia Carta Magna que prohíbe la participación de extranjeros en el comercio al por menor en Panamá.
El tratado en cuestión se negocia desde hace más de un año y ya se han efectuado al menos ocho rondas de conversaciones. Lo máximo que se pudo avanzar en la conversación Bush-Torrijos es un compromiso de reanudar las conversaciones, con miras a cerrarlas de una vez por todas. En el encuentro de hora y media entre los dos mandatarios, incluyendo el almuerzo, tuvo que abordarse el tema de la seguridad regional y la preocupación que tiene Estados Unidos con el mandatario Hugo Chávez.
No es por gusto que paralelamente al encuentro de Bush y Torrijos, viajara a Colombia, Chile y El Salvador, la secretaria de Estado, Condolezza Rice, expresando su preocupación por la compra que hizo Venezuela a Rusia de 100 mil fusiles AK-47. El presidente Torrijos aseguró que no hubo acuerdo en materia de seguridad con Estados Unidos. Ojalá no nos sorprendan con los pactitos secretos que siempre han sido la tónica de las relaciones entre Panamá y la potencia del Norte.