EDITORIAL
Fiesta electoral
Las tres fuerzas políticas
que se disputan el poder han demostrado su fuerza a lo largo de la campaña
electoral que cierra el domingo 2 de mayo.
Alberto Vallarino contragolpeó con su caravana sabatina y
una enorme concentración en Chiriquí; Martín Torrijos
agrupó a simpatizantes en torno a un festival de la juventud y Mireya
Moscoso congregó a una multitud de personas en la Plaza 5 de Mayo,
en apoteósico cierre de campaña.
Ese histórico sitio de la urbe capitalina será el
termómetro para medir en cierta forma la capacidad de convocatoria
de los tres aspirantes al solio presidencial. Torrijos y Vallarino tendrán
sus cierres de campaña en esa plaza.
Los planteamientos hechos ayer por la arnulfista y sus aliados, ponen
de manifiesto las intenciones del gobierno que piensan instituir como principal
partido de la oposición. La visión de futuro y las proyecciones
para el nuevo milenio fueron enfocadas con un criterio moderno y progresista,
lo que provocó vítores de sus seguidores.
Es indudable que la Unión por Panamá tiene un gran
reto por delante si llegan al poder, pero quizás el mayor desafío
que enfrentará será la administración del Canal y las
áreas revertidas cuando éstas pasen definitivamente a la soberanía
panameña. A ello, hay que sumarle los problemas cotidianos de educación
y salud pendientes de solución.
En la jornada de ayer se clamó por un voto de castigo para
el actual Gobierno, exhortación que deben tomar en cuenta sus abanderados
y no llenarse de triunfalismo de cara a los cercanos comicios.
Advertimos que la manifestación de ayer debe ser tomada en
cuenta con mucha seriedad. El desbordante entusiasmo de una multitud que
exige cambios es un síntoma de que se imponen transformaciones de
estructuras, para el gobierno que debe manejar el país en el próximo
milenio.


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