La comunidad de Los Mameyes, en el corregimiento de Potrerillos, en el distrito de Dolega, es una de las zonas más productoras de raspadura o dulce de caña que se consumen en un 95% de las casas de los panameños.
En esta zona apartada de la ciudad de David se dedican a la siembra de caña para procesarla y convertirla en la tradicional raspadura que sirve para darle el sabor agradable a las chichas, dulces y el café.
Isael Santamaría señala que por lo menos lleva 45 años dedicado a esta actividad que heredó de su padre.
"No es fácil dedicarse a producir raspadura o dulce de caña porque lleva mucho trabajo y los precios son bajos en comparación con el trabajo; sin embargo, me da para sobrevivir", afirma Santamaría.
EN FAMILIA
Esta actividad se ha encarecido y es mejor realizarla en familia, porque a nivel industrial no deja dinero.
Producir la raspadura demora por lo menos unas tres horas, ya que hay que moler la caña, y luego el jugo llega directamente a las tinas que están ubicadas en una hornilla, donde se cocina hasta convertirse en miel para luego ser vertido en los moldes redondos o cuadrados.
El precio que llega a obtener por el paquete de panela de dos unidades es de cuarenta centavos, señala el productor, y se tiene un rendimiento de 500 unidades por proceso.
Añadió que esta actividad de procesar la caña se realiza los jueves, viernes y sábado, ya que durante el resto de los días se dedican a buscar la leña para las hornillas y cortar la caña y trasladarla al molino donde se procesa el producto.
CAMBIOS
Sin embargo, los productores de panela han tenido que enfrentar cambios en los lugares donde se procesa, por recomendaciones efectuadas a los paneleros.
Estos productores venden al menudeo sus productos, ya que si los colocan en los supermercados, tienen que esperar cuatro meses para que les paguen sus productos.
El 90% de los que se dedican a esta actividad están ubicados en el distrito de Dolega.