Siempre habrá personas que miren con el rabo del ojo a los demás. Siempre habrá quien denuncie que cierta actitud de una persona no es la correcta, por lo cual preguntamos: ¿Es bueno juzgar a los demás?
Como seres humanos no somos quienes para convertirnos en jueces y fallar a favor o en contra de..., pero sí estamos en la capacidad de ayudar o aconsejar a alguien, tal como lo leí de un escrito de un amigo, quien citó a un tal Kable.
Nuestro deber es servir de apoyo a los amigos y, por qué no, a los que nos odian también, pero para ampliar más sobre el tema de este creo, le invito a examinar el verbo juzgar desde el punto de vista bíblico. En este caso, en el idioma que se escribió el Nuevo Testamento, es un verbo que significa primariamente separar, seleccionar, elegir; y de aquí, determinar o juzgar o pronunciar juicio.
Este verbo se usaba para indicar que alguien está realizando el trabajo de un Juez o para pasar por el proceso de un juicio, o para pronunciar sentencia o para condenar o para formarse una opinión. Lo que este texto está prohibiendo es que el creyente se erija como un Juez de las actitudes de los demás. El creyente no puede ver el corazón de los demás para saber lo que están pensando, pero el creyente está facultado para juzgar las acciones de los demás. Las acciones son cosas que se puede ver.
Pero aun allí, es necesario ejercitar gran discernimiento y dirección del Espíritu Santo. Por eso Juan 7:24 dice "No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio."
En resumen, cuando la Biblia dice que el espiritual juzga todas las cosas, se está refiriendo a que el creyente está capacitado para examinar o discernir las cosas espirituales. En cambio cuando en Lucas 6:37 dice: No juzguéis, se está refiriendo a erigirse como Juez para evaluar las actitudes de los demás. Seamos mejores ciudadanos y evitemos juzgar.