La figura del Buen Pastor determina la liturgia de este domingo. Los primeros cristianos manifestaron una entrañable predilección por la imagen del Buen Pastor. La liturgia de este domingo nos invita a meditar en la misericordiosa ternura de nuestro Salvador, también es una buena ocasión para llevar a nuestra oración personal nuestro amor a los buenos pastores que Él dejó en su nombre para guiarnos y guardarnos.
La imagen del pastor que Jesús se había aplicado a sí mismo pasa a Pedro: él ha de continuar la misión del Señor, ser su representante en la tierra.
Sobre el primado de Pedro -la roca- estará asentado, hasta el fin del mundo. La figura de Pedro se agranda porque realmente el fundamento de la Iglesia es Cristo. De aquí que el nombre posterior que reciban sus sucesores será el de Vicario de Cristo, es decir, el que hace las veces de Cristo. Pedro es la firme seguridad de la Iglesia frente a todas las tempestades que ha sufrido y padecerá a lo largo de los siglos.
El amor al Papa se remonta a los mismos comienzos de la Iglesia, (Cf. Hech 12,1-12). Debemos rezar mucho por el Papa, que lleva sobre sus hombros el grave peso de la Iglesia. Junto a nuestra oración, nuestro amor y nuestro respeto para quien hace las veces de Cristo en la tierra. "El amor al Romano Pontífice ha de ser entre nosotros una hermosa pasión, porque en él vemos a Cristo".
Por esto, "no cederemos a la tentación, demasiado fácil, de oponer un Papa a otro. No seremos de aquellos que añoran al Papa de ayer o que esperan al de mañana para dispensarse de obedecer al jefe de hoy. Los textos del ceremonial de la coronación de los pontífices ninguno confiere al elegido por el cónclave los poderes de su dignidad.