Una investigación realizada por científicos cubanos busca demostrar los efectos del veneno de alacrán en la reducción de tumores cancerosos, anunciaron los Laboratorios del consorcio cubano Labiofam.
Desde hace varios años, especialistas de ese centro investigan los efectos antiinflamatorio y analgésico del veneno del "Rophalorus Junceus", un escorpión endémico de Cuba.
Sin embargo, esos estudios han tomado un nuevo rumbo, según indicó esta semana el director de Labiofam, José Antonio Fraga Castro.
"Los científicos lograron aislar tres proteínas de bajo peso molecular que tienen una marcada inhibición del crecimiento de las células malignas, sin causar efectos secundarios", dijo Fraga.
Hasta ahora, la investigación sólo había confirmado que una porción del veneno, llamada clorotoxina, en preparación altamente diluida, lograba reducir el dolor y la inflamación.
En cambio, las tres proteínas ahora aisladas tienen una acción inhibidora del crecimiento de las células malignas.
Esas nuevas proteínas aisladas serán el centro de una investigación preclínica en ratones, animales en los que las pruebas iniciales arrojaron resultados satisfactorios aunque se trata de sustancias manipuladas tecnológicamente, por lo que ya tienen una exigencia mayor que el preparado líquido.