La catástrofe aérea de Smolensk, Rusia, dejó huérfanas las instituciones polacas, una situación que el país debe solucionar cuanto antes y que obliga a elegir a un nuevo presidente, tres senadores, quince diputados, al gobernador del Banco Nacional, al Defensor del Pueblo y a jefes del Ejército.
Una parte fundamental del Estado y de la élite intelectual del país desapareció entre las llamas del avión presidencial.