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La proporción de la población total que presentan los jóvenes en América Latina es una de las más elevadas del mundo. Se estima que la población joven para el año 2020 será de 125 millones, indicando que crecerá en un 37%.
En el caso de Panamá, la población joven es numéricamente visible y por ende debe ser importante. Según datos estadísticos, de 0 a 35 años, es el 66.61% y se proyecta que ésta crecerá considerablemente en los próximos años.
Lo expuesto nos indica que las necesidades de la población joven en general aumentarán de acuerdo al crecimiento de este sector; es así que se deberá tener mayores soluciones en lo relativo a desempleo, vivienda, servicios de salud y educación entre otros, para cubrir este clamor presente y futuro de los jóvenes de hoy.
La juventud panameña no sólo se expone a lo anterior, sino también a otros temas que afectan su integridad, nos referimos al aumento de la violencia, el consumo de drogas, el SIDA, y el problema ecológico.
Lo planteado hasta el momento nos sensibiliza ante una realidad de profundas consecuencias políticas, sociales y económicas, de no tomar los correctivos a tiempo, en este sentido, nuestro papel de juventud, nos debe llevar a la reflexión y a la acción inmediata, hasta el punto de convertirnos en los proponentes categóricos de alternativas bajo un criterio participativo, sin obviar los múltiples componentes socio-organizativos que contribuyen a aliviar las crecientes expectativas de este sector.
Para cumplir con el deseo manifestado y pasar a ser los idealizadores programáticos de cambio, la juventud tiene que trabajar organizadamente, para ello, tenemos la responsabilidad de estudiar y analizar detenidamente cada uno de estos planteamientos, con la finalidad de homogeneizar nuestros conceptos, sociales, económicos y políticos, en base a la acción concreta. |
