El clima abrupto y lluvioso del año pasado, sumado a los efectos variables del mercado afectaron seriamente la producción de cebollas en Natá, provincia de Coclé, a su vez afectando a unos 135 productores.
La situación se hizo más crítica con la crecida del río Chico en octubre del 2003, que desvió el cauce normal penetrando por los cañaverales de Calesa y dejando aislado sin agua al sector de Chumungú, donde cultivaban los cebolleros y otros pequeños productores.
Los dos últimos años, la baja productividad fue la nota en el sector cebollero de Natá.
La Asociación de Cebolleros de Natá que preside Abad Barrios, inició un permanente reclamo al gobierno para que se les apoyara para estimular el reinicio de una nueva temporada de siembras sobre la base de los fondos de la Ley 24, que rige para estas eventualidades en el sector agropecuario.
Así las cosas, el martes 6 de abril con la presencia de la presidenta de la República, Mireya Moscoso y altos funcionarios del gobierno se entregaron unos 194 mil balboas entre esos 135 productores en calidad de préstamos "blandos" que compensan paleativamente, a juicio de Barrios, las "pérdidas de semillas y pérdidas en campo".
Se trata de un préstamo a siete años, con dos años de gracia y cinco para pagar el capital.
La superficie promedio entre los cebolleros es de 70 a 90 hectáreas por temporada cuya producción en cosecha fluctúa entre 45 mil a 60 mil quintales anuales.
De acuerdo con Barrios, "hay que darle más incentivos al productor en cuanto a créditos y tecnología siendo esto último, la base principal".
CEBOLLEROS DE SUBSISTENCIA
En medio de estos problemas algunos productores particulares se han lanzado a cultivar desde diciembre, pasada las aguas y lluvias, pequeñas parcelas de subsistencia comercial.
Pueden representar entre 15 a 25 hectáreas dedicadas actualmente al cultivo.
En estas circunstancias el productor ha utilizado unas dos o tres libras de semillas y con un solo trabajador o peón, se le da atención a estas parcelas.
A orillas del Río Chico, en las inmediaciones del puente sobre la Vía Interamericana, se aprecia dos de estas parcelas donde sobresalen los flecos verdes del tubérculo con buena manifestación de calidad.
Adán Quirós, campesino de Calabazo de La Pintada, trabajador contratado por los propietarios de la parcela y con unos 10 años de experiencia en estos menesteres, explicó que se dio inicio con la preparación del semillero, desinfección de plagas en el terreno, arado y varios días sembrando y resembrando.
Detalló que cada ocho días fumigan contra posibles plagas como la "puntiamarilla" que es un hongo que se aparece carcomiendo la base de la cebolla.
El sembradío es regado por bombeo del Río Chico y se observa la excelente producción que será aprovechada por estos pequeños productores de subsistencia, que siguen intentado sacar de la madre tierra su sustento.
La parcela está sembrada de la cebolla blanca y un pequeño espacio con la cebolla morada, variedad muy apreciada en el mercado local. Sin embargo, la expectativa de los productores, está en los precios del mercado, de tal forma que aunque sea un esfuerzo menor que el que requiere en hectáreas de siembra cebollera mayor, hay que encontrar un buen precio para resarcir los costos.