OPINION

CUARTILLAS
Justo

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Por Milcíades Ortiz Jr.
Catedrático

Sus dos ojos huecos, color de barro mojado, me miraban con serenidad y profundidad, como si quisieran decirme algo. Era absurdo pensar así, porque estaba frente al enorme busto de Justo Arosemena, hecho en barro de La Arena, en Chitré, como me dijo su autor, el escultor, pintor y cuentista Carlos Arboleda.

Tuve el privilegio de ver esta escultura en barro, antes que fuera moldeada en yeso para luego enviarla a México para convertirla en bronce. Este impresionado busto será colocado en el Palacio Justo Arosemena, (la Asamblea) y es un proyecto de su actual presidente, el Dr. Carlos Alvarado.

Como estamos en verano, las trescientas libras de barro tienen que ser humedecidas para que no se rajen. Arboleda estaba contento con esta obra, ya que tenía varios años de no hacer trabajos de escultura de ese tamaño. El estudio de Arboleda está situado en Río Abajo. Visitar el lugar es como caminar por un museo al aire libre.

Por todas partes están cuadros del humilde artista, quien nació en Chilibre y realizó estudios de escultura y pintura en España. En Europa se ganó varios premios, y aunque pudo quedarse allá, volvió al terruño para impulsar las bellas artes. Conocí a Arboleda cuando era estudiante de periodismo. Trabajaba en un sencillo salón del Artes y Oficios, en un rincón sin mayores facilidades.

Allí formó varias generaciones de jóvenes que querían ser artistas, varios de los cuales lograron becas para estudiar en el extranjero. De ese rincón salió Arboleda para crear la Casa de la Escultura, que en poco tiempo se convirtió en centro motor del desarrollo de las bellas artes en la ciudad.

Junto con otros amantes de las artes (entre ellos el fallecido abogado y periodista Dr. Camilo O. Pérez), inventaron las llamadas "noches negras", reuniones culturales para motivar al panameño hacia el cultivo de las bellas artes.

Arboleda ha sido "profeta en su tierra". Panamá conoce de sus impresionantes bustos Cabeza de Einstein, en Vía Argentina; Cristo Chencherén, en el antiguo Tocumen; el Grillo, escultura con desechos metálicos de hace treinta años, que lamentablemente, ha sido quitada de Pueblo Nuevo por la miopía cultural de un político, etc.

No sólo es escultor Carlos Arboleda. También en pintura se ha distinguido. Y hace unos años, se le ocurrió incursionar en la literatura, ganándose un Miró en la sección de cuentos.

Emocionado porque "todavía lo toman en cuenta", Arboleda iba de un lado para otro coordinando visitas de personajes para que dieran su opinión sobre el busto de Justo Arosemena.

Metros más allá del serio rostro de barro del insigne pensador panameño, una extraña palmera, árboles de mango y de otras clases, "producían oxígeno" en el estudio del máximo escultor panameño.

Arboleda también es defensor de la naturaleza y lucha para que sus vecinos no tumben los árboles. Fue una mañana mágica, pude ver, más de cuarenta años después, al humilde hijo de Chilibre cosechar lo que sembró en este Panamá, país que a veces no reconoce los méritos de quienes se lo merecen.

 

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