Si bien es cierto que el jefe de la Policía Nacional elevó una solicitud particular y no oficial para establecer en un colegio militar a nivel de secundaria, los funcionarios deben entender que hay cargos sensitivos donde la división entre la gestión de su cargo y actividades privadas es muy tenue.
Diga lo que se diga, la petición con tal propósito elevada a la Autoridad de la Región Interoceánica (ARI), fue un desliz, porque la ciudadanía todavía siente temor de un posible retorno del militarismo.
Si la solicitud de utilizar los deteriorados edificios del antiguo Fuerte Davis para establecer el colegio militar la hiciera un particular, no habría mayor polémica, pero el detalle es que la formuló el director del principal estamento de la seguridad pública.
No dudamos de las buenas intenciones de Gustavo Pérez para forzar jóvenes con disciplina, tal como ocurre en muchos colegios de ese tipo que hay en los diversos estados de la Unión Norteamericana, pero hay que entender que Panamá aún cura las heridas dejadas por 21 años de dictadura.
Todavía vemos a familiares de desaparecidos durante el régimen castrense exigiendo que se esclarezcan esas muertes y que el Estado los indemnice.
Lo mejor que puede hacer el director de la Policía, es retirar su petición y aceptar que se equivocó, de lo contrario puede generar una montaña de críticas innecesarias para él y su gobierno.