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La delincuencia no tiene límites, porque a pesar de la distancia que debe recorrerse vía marítima, única forma de transporte para llegar a Ciri Grande, corregimiento de Ciricito, colindante con el distrito de La Chorrera, cuatro hampones en busca de un botín de B/.70 mil, asesinaron de seis balazos a Eulalia Apolayo Aragón, de 61 años, conocida como "Blanca".
ASALTO
El hecho de sangre ocurrió a las 12:30 a.m. del sábado, cuando los sujetos se apersonaron al local comercial de Gustavo Samaniego, de 82 años, quien se dedica al comercio del café, ganado, arroz y otros productos.
Los individuos llamaron a gritos a Gustavo, sin que éste se diera por aludido. Luego de insistir sin resultados, los malhechores decidieron buscar al nieto de Samaniego, Carlos Magallón, de 28 años, apodado "Chorongo", quien vive en la casa situada al lado del negocio con su esposa María de la Cruz Medina y sus pequeños hijos, Carlitos de 4 años y Nayelis de 2.
Muy nerviosa y en medio del llanto, María nos comentó que los sujetos rodearon la casa de Gustavo, quien gritó que le buscaran el rifle.
Los asesinos procedieron a lanzar una ráfaga de disparos contra la puerta del negocio, impactando a Eulalia con seis disparos y atrapando a Carlos, a quien le indican que abra la caja donde se encuentra el dinero.
ATADOS
Toda la familia fue atada de manos, mientras que a Carlos lo amordazaron con cintas adhesivas hasta el rostro. A la única que no ataron fue a la pequeña Nayelis, al tiempo que a María la tiraron al piso, recibiendo golpes en el rostro.
Por su parte, Carlos señaló que intentó salir por una de las ventanas de la parte trasera de la residencia, pero al hacerlo fue sorprendido por uno de los asaltantes.
"Los funcionarios de investigación dijeron que los sujetos utilizaron un arma 3.80 y una 9 mm", indicó Carlos, mostrando la soga azul con la que fue atado al lado de su familia.
Una de las primeras en desatarse fue María de la Cruz, quien inmediatamente ayudó a los demás y no fue hasta pasada las 9:00 a.m. cuando se descubrió el cuerpo sin vida de Eulalia, quien sangró por mucho tiempo en el piso de la pequeña tienda en Ciri Grande.
En tanto, Gustavo indicó que como estaba recién operado en el pecho no pudo utilizar su escopeta.
"Me sentaron cuando me amarraron con sogas y nos obligaron a abrir la caja fuerte, que tenía más de B/.70 mil destinados a cancelar un café y parte de la venta de unas reses", precisó.
Aunque nunca ocurrió un hecho tan violento en Ciri Grande, ahora las familias sienten temor e inseguridad, porque no se observaron unidades policiales dentro de toda el área. |