Un sacerdote guatemalteco, suspendido por la Iglesia Católica por resistirse a abandonar su parroquia, forzó con sus seguidores las puertas del templo para oficiar una misa en esta pequeña localidad al noroeste de Honduras.
La iglesia suspendió de por vida en 1995 al padre Eduardo Velásquez para ejercer su ministerio.Sin embargo, él no abandona Ajuterique, a 100 kilómetros al noroeste de Tegucigalpa.
Con unos 40 seguidores, el cura rompió las cadenas y el cerrojo queace 10 días colocaron los tribunales e ingresó el sábado por la noche al templo, donde ayer ofició misa.
Sus simpatizantes --en su mayoría niños, mujeres y ancianos-- repican desde entonces las campanas de la iglesia."Lo hacemos porque el padre está de nuevo en su iglesia...y hay alegría", dijo a la AP Juan Martínez, labriego de 60 años.
Uno seis vecinos enardecidos y con sus rostros cubiertos con pasamontañas, encabezados por el alcalde de Ajuterique Mario Rodríguez, sacaron por la fuerza el 23 de marzo a Velásquez de su parroquia, cuando presuntamente intentaba violar a un menor.
El cura se refugió en la casa de una vecina del lugar y los tribunales cerraron el templo.
El alcalde acusó al cura de organizar frecuentes borracheras en sus habitaciones con adolescentes de ambos sexos.La fiscalía general investiga el hecho.
"Todo es mentira...el padre trabaja con los pobres", indicó Noehmy Velásquez, de 50 años, campesina de Ajuterique.
Sin embargo, Amelia Rivera, de 60 años, dijo que "Velásquez es el mismo demonio y un mal ejemplo para los jóvenes".En el interior de su amplia casa frente a la iglesia, la mujer construyó un altar en 1996 donde sacerdotes de otras comunidades cercanas ofician misa cada domingo.
"Velásquez llama La Basílica a mi casa, que se ha convertido en un templo porque él no permite que sus colegas presidan los ritos religiosos en su iglesia de Ajuterique", subrayó.
Quienes adversan al cura lo acusan de emborracharse con frecuencia, usar los parlantes de la iglesia para ofender a las familias adineradas y las autoridades del lugar y dilapidar las ofrendas de los católicos.
Empero, Ismael Figueroa, estudiante de 18 años, sostuvo que Velásquez "es un buen hombre de Dios".
Ajuterique posee 13.000 habitantes, en su mayoría campesinos pobres dedicados a cultivar frutas y verduras.
Pero el padre José Manuel Talbo, vocero de la diócesis de Comayagua, advirtió en su homilía dominical que "la situación es complicada en Ajuterique, donde la Iglesia se dispone a intervenir para evitar mayores problemas a la grey".
Velásquez depende la diócesis de Comayagua, cuyo jefe es monseñor Gerardo Scarpone, de Italia.
Talbo no especificó las medidas que adoptará la Iglesia.Velásquez, empero, afirmó que "no me someto a ninguna autoridad eclesiástica".
El arzobispo de Tegucigalpa, cardenal Oscar Andrés Rodríguez, dijo que "es doloroso lo que sucede en Ajuterique...y Velásquez está enfermo de la mente porque un sacerdote no divide una comunidad, tampoco la enfrenta entre sus partidarios y sus detractores", tras instar a Valásquez a retornar a Guatemala.
El clérigo, de 47 años, llegó a Honduras en febrero de 1986.Y en 1987 fue asignado a Ajuterique. |