CUARTILLAS
Recorrido
Milciades A. Ortiz Jr.
Después de cuatro
años, volvió a visitar su patria mi hermano Orlando, graduado
de Bellas Artes en España y residente en E.U. Esta vez lo acompañó
su hijo Rogelio, de dieciséis años, quien hizo la primera
visita a la patria de su padre.
Llegó en pleno carnaval y comenzamos un recorrido "por los
viejos senderos retorcidos", fue una actividad de nostalgia, propia
de los que nos acercamos a los sesenta años.
Pero antes, el lunes carnaval, lo llevé a los culecos de Capira,
por ser un poblado cercano. No quise visitar Chepo porque me dijeron que
van tantos maleantes, que la Policía revisa los autos antes de entrar
al poblado. Esto lo vi después en la TV.
Los culecos en Capira eran pequeños y un político promovió
una de las calles. Lamenté no irme a Penonomé, donde seguramente
fueron mejores. Tenía pereza, realmente, de manejar tanto.
El jueves después de las fiestas de Momo, fuimos a Cerro Campana.
Allí nuestro padre compró hace muchos años un lote
de terreno. Pensábamos que estaría perdido, pero uno de los
guardabosques dijo que los dueños mantienen sus derechos. Es cosa
de hablar con las autoridades del MIDA, algo que se hará en el futuro.
Cerro Campana fue en los años cincuenta un sitio turístico
muy visitado. Hermosas viviendas se hicieron en el lugar, las cuales sufrieron
el saqueo de ladrones y sinvergüenzas. Es un paraje fresco, con vegetación
distinta, y un panorama "parecido a Suiza". Lástima que
nadie quiera promoverlo turísticamente.
De allí fuimos a El Valle de Antón, lugar donde veraneábamos
todos los años cuando niño. Por eso está lleno de recuerdos
de la época feliz de nuestra adolescencia.
Ya han fallecido los principales personajes que conocimos en El Valle.
Sin embargo siguen muchas de sus viviendas... ¡y los recuerdos! Es
notorio el mejoramiento económico de este lugar: nuevos hoteles,
restaurantes y refresquerías, buena carretera y calles, etc.
Impresionó a mi hermano la nueva autopista que facilita ir al
interior. Luego de recorrer el poblado subimos a Altos de La Mesa, detrás
del parque nacional que comprende el Gaital y otros cerros.
La carretera es buena y no se tuvo que usar la cuatro por cuatro del
Jeep. Nos dolió ver la deforestación que ha sufrido la zona.
En lugar de los grandes árboles con lianas y bejucos, que nos hacían
soñar con la repentina aparición de Tarzán y Chita,
(la mona), ahora hay descampados para negocio de cría de pollos.
Eso es el progreso, a no dudarlo, y mucha gente está recibiendo
salario de esta actividad. Pero nuestros corazones se aprestaron ante la
desaparición de los árboles y la "selva". Vimos
la antigua casa del italiano Furland, quien quiso sembrar papas en la región
y fracasó.
Al bajar fuimos al Chorro Macho. Debo aceptar que la inversión
e iniciativa privada de su dueño, Arias de Parea, creó un
sitio para los turistas. Estaba limpio, con buenas veredas. Mucha seguridad
en todo momento y el guía Danilo Rodríguez, hicieron de este
recorrido algo agradable. Antes, el lugar estaba sucio y era casi peligroso
visitarlo. Ojalá otros empresarios hicieran lo mismo.
También visitamos el zoológico y el poblado Mata Ahogado,
detrás del hotel campestre. Sufrí al ver una finca nueva a
faldas del Cerro Gaital completamente deforestada. Podrán hacer un
bonito lugar, pero me dolió la destrucción de la vegetación
original que le hicieron a este sitio. Ojalá no hagan lo mismo con
la India Dormida, que sigue siendo atractivo para los turistas.
No pudimos subir por el Camino hacia El Macano por cuestiones de tiempo.
Disfrutamos de pan y dulces recién hechos, nos llenamos los pulmones
de aire puro y seguimos pensando que El Valle de Antón es un buen
sitio para vivir.
Nombres como "Pinino", maestro Bethancourt, Smart, Daisy Pérez,
Cholo Béliz, José Cano, Afi, Orellana, doña Candelaria,
maestra Picota, tía Elida y Vicente Lapadula, circularon por nuestros
recuerdos juveniles ese día.

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