La policía brasileña interceptó dos palomas mensajeras amaestradas para burlar los controles de seguridad de una cárcel de Sorocaba (Sao Paulo) y llevar piezas de teléfonos celulares a los presos. Las palomas fueron encontradas cerca de la prisión, con sacos de tela atados a su lomo, que contenían piezas y componentes de teléfonos, que después serían montados por los presos.