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CUARTILLAS
Amarillos
Al final, por favor señores padres: conversen con sus hijos y hablen del transporte escolar. Así podrá evitarse sorpresas y malos ratos.
 
Milciades A. Ortiz Jr.
Colaborador
Claro que no son todos. Es más, realmente son la minoría. Muy pocos casos. Pero lo lamentable es que los hay. Y es tan serio el daño que hacen, que unos pocos pueden causar mucho mal a nuestra niñez. Estoy hablando de lo que llamé el año pasado los "Diablos Amarillos", los buses colegiales. Miles de niños utilizan este transporte escolar y sus padres confían que están seguros. Pero no siempre es así. Por lo tanto, hay que estar alerta, porque ¡"más vale prevenir que tener que lamentar"! He sabido de casos donde choferes del transporte escolar han molestado a las niñas, en lo que se llama en la justicia "actos libidinosos". Es por ello que los padres deben conversar con sus hijos y estar atentos a cualquier indicio de molestia, mal gusto, poco deseos de usar uno de esos vehículos. Recuerdo cómo me impresioné cuando me contaron el caso donde una abuela que, bañando a la nieta, se enteró de que el chofer la había "molestado". Resultó que el conductor era el hijo de la dueña del vehículo. La escuela "sacó el chorizo del humo" y alegó que ella no tenía nada que ver con el busito. Y no apoyó a los molestos padres. Como se trataba de la declaración de una niña de corta edad y un joven, iba a ser difícil poder demostrar el ultraje. La cosa quedó en nada, aunque unos tíos de la niña le dieron una golpiza al chofer abusador. Entonces la madre del degenerado gritaba que iba a poner una demanda por agresión. En otros casos que he conocido son las niñas precoces, deseosas de "conocer cosas de adultos", las que incluso han incitado al conductor. Aunque haya ocurrido así, la ley considera que el adulto no debe permitir esta acción. Se supone que él tiene sentido común y la jovencita no. También ocurren otras acciones en los busitos colegiales que aunque no son de índole sensual, perjudican al niño. Allí están las "salidas" de los viernes, donde los jóvenes pagan un dinero extra al conductor, para que los lleve a un restaurante de comida rápida o a otro sitio de interés para ellos (claro está que no es la Biblioteca). Considero que el Tránsito (¿eso sirve para algo que no sea poner boletas?) debiera ser muy estricto con las condiciones que deben tener los conductores de los "diablos amarillos". No deben ser jovencitos que recién se afeitan, sino tener por lo menos veintiún años. Tampoco deben ir a perfeccionar su manejo en esos buses, porque llevan en sus manos la vida de decenas de niños. Hay que exigirles años de experiencia en la conducción de vehículos. Y finalmente, las escuelas y colegios deben tener alguna responsabilidad en esto transporte. Comprendo que muchas veces se trata de una micro empresa, que no tiene ninguna relación con el centro educativo. Pero, por el bien de los niños de la escuela que utilizan ese transporte, sus directivos deben preocuparse por conocer con quiénes viajan sus alumnos. Y por supuesto que los padres de familia tienen mucha responsabilidad en esto. Ellos deben saber bien con quién envían sus hijos a la escuela, qué tipo de transporte usan, horarios, conductores, dueños, etc. Al final, por favor señores padres: conversen con sus hijos y hablen del transporte escolar. Así podrá evitarse sorpresas y malos ratos.
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