MENSAJE
El último mensaje

Pablo
El camión se detuvo en la estación de gasolina. Era un camión enorme, de cinco ejes y dieciocho ruedas. El camionero, John Daniels, se bajó del vehículo, examinó las partes externas del vehículo y la presión del aire en las llantas, y pidió que le llenaran los tanques de gasolina. En eso vio dos autos de policía estacionados a la media cuadra. Como presintiendo algo, escribió un número de teléfono en un papel, se lo dio al vendedor de gasolina, y le dijo: "Si algo me pasa, avise a este número." Un minuto después, a Daniels lo mató a balazos la policía. John Daniels era un delincuente peligroso a quien la policía perseguía. En la cabina del camión llevaba un rifle automático cargado, pero lo eliminaron sin que él pudiera usarlo. Lo interesante del caso fue el último mensaje de Daniels: "Si algo me pasa, avise a este número." ¿Cuál sería el último mensaje que daríamos nosotros si supiéramos, ya fuera por diagnóstico médico o por lo que fuera, que dentro de dos días, por más tardar, íbamos a morir? ¿Y quién sería su destinatario? La madre deja un mensaje de consejo a sus hijos. El esposo deja a la esposa un mensaje de amor y quizá alguna instrucción tocante a sus bienes. El hijo extraviado pide, en su último mensaje, perdón de sus padres. Quizá no sea éste el momento de nuestra muerte, y no es, por lo tanto, el tiempo de estar pensando en qué mensaje podríamos dejar. Pero cada uno de nosotros estamos, como quiera, continuamente dando y dejando un mensaje. Es que la vida misma es todo un mensaje. Nuestros ideales, nuestros hábitos, nuestro comportamiento, nuestra vida moral, nuestra preocupación espiritual, forman un mensaje que, aun sin abrir la boca, estamos dándoles a nuestros amigos, hermanos e hijos, en fin, a todos nuestros conocidos. Lo cierto es que todos dejamos huellas que otros siguen. Esas huellas son ejemplo para triunfo o para derrota, para vida o para muerte. Y quienes más emulan nuestra vida son nuestros propios hijos. ¿Qué mensaje les está ilustrando nuestro modo de vida a nuestros hijos? ¿Queremos estar seguros de que nuestros hijos recibirán, de nuestro modelo, vida y no muerte? Si es esto lo que deseamos, sigamos las pisadas del divino Maestro. El reflejar a Jesucristo en nuestra vida les dará a todos, pero especialmente a nuestros hijos, el estímulo y el buen ejemplo que ellos necesitan para completar los años de esta vida.
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