MENSAJE
Salvajismo civilizado e incivilizado
- Hermano Pablo
Fue un ataque cinematográfico,
como cuando Hollywood emplea sus mejores recursos fílmicos. Un pequeño
grupo de guerreros parakanas, de las densas selvas del Amazonas, atacó
un poblado de indígenas arawete.
Los parakanas llevaban arcos y flechas envenenadas con curare, y lanzas
hechas con fuertes cañas de bambú. Los arawete respondieron
con armas de fuego. En la refriega murió un arawete y quedaron heridos
tres parakanas.
Hubo otra escena de película también, aunque al estilo
de Alfred Hitchcok o de Ingmar Bergman. Pero ésta era verídica,
dramáticamente verídica. Una joven de dieciséis años
escapó de una mansión en Duesseldorf, Alemania, atando sábanas
como cuerdas y descolgándose por una ventana. Había permanecido
secuestrada dieciséis meses en manos de los dueños, una pareja
multimillonaria. En ese lapso de tiempo la habían violado repetidas
veces.
De estas dos noticias, ¿cuál será la más
salvaje? ¿Cuál de las dos revela un salvajismo humano más
pronunciado, más evidente? Los indios parakanas vivían en
estado salvaje. Defendían su territorio con lanzas y flechas. Hasta
la fecha el gobierno brasileño no había podido civilizarlos.
Dieter y Helma Eckerdt eran un matrimonio de millonarios. Los dos habían
cursado estudios universitarios. Pertenecían a la alta sociedad.
Paseaban por toda Europa visitando museos y bibliotecas, codeándose
con la clase intelectual del viejo mundo. Pero tuvieron secuestrada a una
chica durante dieciséis meses, y abusaron de ella en todos los sentidos.
¿Quiénes fueron más salvajes: los parakanas o los
Eckerdt? Quizá todos por igual, pero hay que reconocer que los indígenas
nunca disfrutaron de las luces de la refinada civilización europea.
Jesucristo dijo que cuanta más luz intelectual, religiosa y moral
recibimos, más responsables somos ante Dios. Si en contra de toda
la luz civilizada que poseían, Dieter y Helma Eckerdt procedieron
de un modo tan salvaje contra una pobre e inocente niña, entonces
son ellos los más salvajes.
Pero el salvajismo radica en el fondo del corazón de todo el mundo.
&laqno;Hay más violencia acumulada en el corazón y en la mente
de un ejecutivo moderno que en el de un caníbal de la Nueva Guinea»,
concluyó un sociólogo moderno.
Lo cierto es que sólo Cristo quita el salvajismo del corazón.
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