EDITORIAL
Justicia salomónica a la inglesa
El General Augusto Pinochet
Ugarte encabezó la rebelión castrense que derrocó al
Presidente Constitucional de Chile, Doctor Salvador Allende Gossens, el
once de septiembre de 1973, instaurando un recio régimen opresor
que desconoció las libertades públicas, canceló las
organizaciones políticas, encarceló miles de chilenos disidentes,
asesinó, humilló y torturó, ofendiendo a centenares
de detenidos y provocó la diáspora del exilio patriótico
a las cuatro latitudes de la Tierra.
Los crímenes de desaparecidos y de fusilados sin juicio ni defensa
llenan centenares de folios y sus nombres sirven de estandarte a quienes
reclaman justicia terrenal para los delitos cometidos, que ahora en la coyuntura
de la decisión inglesa redoblan reclamos y levantan esperanzadoras
protestas para que el sátrapa chileno reciba castigo por sus comportamientos
opresores.
Los ingleses, en la decisión y vocería de los siete Lores
que analizaron la solicitud de extradición del militar Pinochet,
quien estaba en Londres haciéndose oscultar por médicos de
esa urbe, presentada por el vertical Juez español, Baltazar Garzón,
en razón de múltiples casos de tortura, muerte y abuso contra
ciudadanos españoles en Chile, determina que carece de inmunidad
diplomática el castrense; pero sin embargo solamente lo alcanzan
los casos ocurridos antes de la concertación de la Convención
Contra la Tortura, firmada en 1988.
La decisión es salomónica; se emite a la manera solemne
y monumental de Inglaterra; y a partir de ella, como precedente de validez
mundial, los tiranos, opresores de pueblos, que cabalgan sus poderes en
la muerte, el abuso y el atropello, según las previsiones de la referida
Convención contra la tortura y la violación de los derechos
humanos, no podrán refugiarse al alero de las democracias y gozar
en impunidad los haberes mal habidos, ya que estarán a merced de
la justicia mundial que los encarcelará donde huyan, sin poder acogerse
a la prescripción de las acciones, instituto que no rige para tales
reatos antidemocráticos.
Pinochet es la representación carnal del tirano soberbio, engreído
e insensible; los chilenos torturados, asesinados, perseguidos y sus familiares,
recibirán justicia en estrados judiciales foráneos, y sentirán
que el castigo que encerrará en ergástulas españolas,
francesas o belgas al General golpista, materializará los ruegos
de miles de madres, esposas e hijos, que perdieron sus vástagos,
esposos y padres, en la vorágine desatada de la angurria de poder
y protagonismo que a sangre y fuego derrumbó el sueño de patria
libre, solidaria y justiciera, que pretendiera la Unidad Popular, con los
históricos señalamientos del fallecido líder, Salvador
Allende, quien prefirió la muerte por suicidio, al escarnio y el
destierro.


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AYER GRAFICO |
Primeras incursiones en la política de Mayín Correa como Representante |


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