El espacio no es seguro
Minerva Bethancourth
Crítica en Línea
El capitán jubilado, Boris Araúz, reveló que la aviación panameña enfrenta serios problemas en materia de seguridad, ya que el tema se maneja con fines “comerciales”, por lo que exigió al gobierno que preside Mireya Moscoso que convoque una reunión dejando de lado la política para que se hable de una seguridad “real y no ficticia”. Araúz apuntó que en materia de maquinaria, la Aeronáutica Civil “no marcha bien”, por lo que luego de la colisión de la nave HP-1267 contra el Cerro Pito Carreto, debe dar inicio a la realización de una serie de investigaciones que eviten la muerte de más personas. Araúz, quien ahora se dedica a brindar seminarios sobre seguridad, prevención de accidentes y entrenamiento de aviadores, descartó que volar por Darién y Kuna Yala constituya un riesgo, siempre y cuando se establezcan las medidas para operar en áreas inhóspitas. El capitán en aviación recomendó crear corredores (rutas establecidas) y estaciones de navegación (ADF y VOR) para que los pilotos se desplacen con mayor seguridad. Las declaraciones del capitán Araúz se dieron luego del sepelio de la capitana Scarlet Martínez, quien era la copiloto del capitán Claudio Fernández, quien falleció con el resto de la tripulación al colisionar la nave HP-1267 contra el cerro Pito Carreto, en la ruta hacia Puerto Obaldía. HISTORIA DE LAS TRAGEDIAS EN PANAMA La aviación, desde que inició en 1928 en Panamá ha experimentado un sinnúmero de accidentes, pero el que más víctimas cobró fue el ocurrido el 6 de junio de 1992, cuando el HP-1205, un boeing 737-200 de COPA, se precipitó a tierra en la selva darienita causando la muerte de sus 47 ocupantes. La nave piloteada por el capitán Jorge Chial cubría un vuelo desde Panamá hacia la ciudad de Cali. La mayoría de las víctimas (35) eran de nacionalidad colombiana. La historia revela que la primera tragedia aérea registrada en Panamá fue el 12 de septiembre de 1935. Ese día una avioneta Travelair Wasp piloteada por el capitán Robert Marstrand, de 24 años, se estrelló contra el cerro Trinidad, en Bejuco, causando el deceso de 8 personas. Además de Marstrand, otra de las víctimas fue el alcalde de David, Juan Pino, hermano del entonces jefe de la Policía Nacional, Manuel Pino. La nave accidentada era propiedad de la compañía Aerovías Nacionales, cuyo accionista principal era Enrique Malek, uno de los pioneros de la aviación panameña, quien muriera el 7 de octubre de 1940, cuando volaba un avión con 5 pasajeros a bordo. El propio Malek y otros pilotos como Marcos Gelabert y Julio Estrada, participaron en el operativo de búsqueda de la avioneta accidentada. AREAS DE MAYORES ACCIDENTES Darién y Kuna Yala figuran entre las regiones donde ha ocurrido el mayor número de accidentes fatales de aviación. El general Omar Torrijos Herrera y otras 6 personas perdieron la vida el 31 de julio de 1981 al estrellarse el Twin Otter FAP-205 contra el Cerro Marta, en Coclesito. La aeronave era piloteada por el capitán Azael Adames. Los familiares de Torrijos alegan que el FAP-205 fue blanco de una conspiración que se llamó Operación “Halcón en vuelo”. Otro accidente que cobró un número considerable de víctimas se registró el 21 de febrero de 1973, cuando el avión DC-3 con matrícula HP-560 de Aerolíneas Urraca, piloteada por el capitán José Augusto Garzón, se estrelló contra el Cerro Horqueta cerca de Boquete, causando la muerte de 21 personas. Seis personas sobrevivieron al accidente. El 30 de enero de 1988, el FAP-205 que tenía como piloto a Pedro Valencia se accidentó en Darién. En este accidente perdieron la vida 23 miembros de las Fuerzas de Defensa. El 18 de abril de 1990, un Twin Otter de Aeroperlas se estrelló en el mar cuando cumplía un vuelo hacia Contadora. En esa ocasión fallecieron 18 personas. El aparato tenía como piloto a Roberto Deville. El 19 de julio de 1994, 21 personas fallecieron cuando el HP-1202 de la compañía Alas piloteada por el capitán Edmundo Delgado, se precipitó a tierra cerca de Sierra Llorona, en Santa Rita de Colón. El Ministerio Público mantiene abierta las investigaciones de este caso, porque posee evidencias de que se trató de un atentado. La lista de accidentes incluye el ocurrido el 11 de julio de 1973, cuando el HP-570 al mando del capitán Carlos Fuler se estrelló en el Cerro Majé, provocando 10 muertos. El 24 de agosto de 1991, el HP-1184 con el capitán José María Rojas se estrelló cerca de Ustupu, debido a problemas de visibilidad, con saldo de siete muertes. El 13 de julio de 1985, el HP-680 que tenía como piloto a Ramiro Bernal, se estrelló en las montañas de Yaviza. Siete personas perdieron la vida en ese accidente. El 26 de noviembre de 1997, el helicóptero SAN-124, que tenía como piloto a Salvador Córdoba se precipitó a tierra, en Darién. Nueve personas perdieron la vida en ese accidente. El 31 de diciembre de 1997, la nave HP-986 al mando del capitán Hildebrando Mora se estrelló dejando como saldo 10 muertos. El aparato se estrelló contra una montaña cerca a Río Sidra, en Kuna Yala. La historia de los vuelos fatales incluye uno registrado el 31 de octubre de 1958, cuando el HP-259 piloteado por Luis Felipe Morales se estrelló en el área de Mamoní. En esa ocasión 4 personas perecieron. El 22 de octubre de 1975, la avioneta FAP-185 al mando del capitán Camilo González se accidentó en las montañas de Calovébora, provocando la muerte de tres personas. En accidentes también han fallecido el capitán Juan O’Donnell, cuyo islander HP-987 cayó al mar el 25 de enero de 1999; Marcos Orellana, cuyo helicóptero se estrelló el 24 de septiembre de 1998; Edgar Gilberto Delgado, en un accidente del HP-657 en Garachiné; y Danny Alfredo Miranda, cuando su avioneta HP-1199 se estrelló en Rambala. En este accidente fallecieron otras dos personas. En la aviación también ocurren milagros. A mediados de la década pasada, el Cesna 152 con matrícula HP-1328 piloteada por el capitán Jorge Araújo, de 29 años, se precipitó al mar a tres millas del aeropuerto de Paitilla, pero logró salvarse junto al estudiante de aviación Julio Vásquez. Ambos fueron rescatados por un grupo de pescadores de Boca La Caja. La nave estaba a 1,500 pies de altura, ya que empezaba a descender para aterrizar, lo que facilitó la maniobra de amerizaje y luego se hundió.
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