EDITORIAL
El Fracaso
de los directores del tránsito
En las últimas
cuatro décadas el país ha tenido que soportar la
ineficiencia e ineptitud de las personas que les ha tocado dirigir
el tránsito y el transporte terrestre en Panamá.
Salvo honrosas excepciones de algunas autoridades que lo dirigieron
en el largo periodo de autocracia, los funcionarios civiles que
han estado al frente de ese despacho han fracasado estrepitosamente.
Nadie se explica cómo es posible que en las "horas
pico" que son las de la mañana para ir al trabajo,
las del mediodía y la de retorno a casa, los policías
de tránsito se ausenten, como si tuvieran horario de oficina,
dejando el tránsito vehicular convertido en un verdadero
caos.
Los policías brillan por su ausencia cuando hay más
congestionamiento de vehículos y no ha sido posible que
los jefes le hagan cumplir sus atribuciones de dirigir ordenadamente
el tránsito en todas las arterias citadinas.
De nada ha valido la construcción de los corredores
Norte y Sur si todavía se producen numerosos tranques,
lo que ocasiona una pérdida de tiempo a los que quieren
llegar temprano a su trabajo y retornar con tiempo a sus hogares.
Un ejemplo de ello lo constituye el área de la Avenida
Ricardo J. Alfaro y la entrada que va al Corredor Norte, donde
se produce un congestionamiento porque los semáforos no
están sincronizados y el tiempo que se gana en el corredor
se pierde por la larga espera en la Tumba Muerto. Frente al Mercado
de mariscos hay una situación semejante que las autoridades
del tránsito no se han preocupado por corregir.
Estimamos que las autoridades del Tránsito deben salir
de sus oficinas refrigeradas para darse cuenta de la real situación.
Con lo cara que está la gasolina es urgente que se le
brinde atención a este problema que está llevando
al borde de la desesperación a los miles de automovilistas
que hay en nuestra ciudad. Tenemos que admitir que las autoridades
respectivas no han sido lo suficientemente eficientes para poner
en orden el problema del tránsito, agravado por el manejo
desordenado de taxistas, buseros y particulares irresponsables.
Es hora de que las autoridades asuman su rol y dejen de estar
haciéndole el juego a los políticos que no hacen
ni dejan hacer.
Con el tránsito desordenado, mal pueden estar pensando
los transportistas en que haya aumento del pasaje cuando ellos
no procuran mejorar el servicio que prestan y sólo los
guía el aspecto financiero.
PUNTO CRITICO |
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