ESTIMADO DR. HILLER: Mi tío tiene insuficiencia cardíaca. Esta enfermedad es tan grave que sus médicos me han dicho que quizá necesite un transplante. He oído decir que un músculo enrollado al corazón sirve para mejorar su rendimiento. ¿Cómo se llama esta técnica y en qué consiste?
ESTIMADO LECTOR: Los enfermos que, a pesar de la adecuada atención médica, sigan padeciendo de insuficiencia cardíaca grave deben considerar la posibilidad de un transplante. Sin embargo la demanda de órganos supera con creces el número de donantes. La persistencia de este problema hace que los investigadores estén trabajando en una alternativa viable a los transplantes. Una de las alternativas propuestas es una técnica experimental llamada cardiomioplastia dinámica, en la cual los músculos de la espalda sirven de ayuda para que el corazón bombee la sangre hacia el resto del cuerpo. En las personas con insuficiencia cardíaca crónica, el corazón no bombea bien y por tanto no puede enviar la cantidad de sangre enriquecida con oxígeno que los órganos vitales y los tejidos necesitan. En muchos casos, esto ocurre porque el corazón empieza a ensancharse progresivamente y por tanto a debilitarse, a menudo como resultado de problemas subyacentes como puedan ser la existencia de arterias obstruidas, una presión sanguínea elevada, un ataque al corazón, irregularidades en las válvulas cardíacas, o infecciones. Los principales síntomas de la insuficiencia cardíaca son: fatiga, debilidad y dificultades respiratorias (disnea). Puede que el campo también tenga problemas a la hora de eliminar el sobrante de agua, dando lugar a la retención de líquidos y por tanto a la hinchazón (edema) de los pies y de las piernas. La insuficiencia cardíaca crónica también puede dificultar la respiración, lo que supone una sobrecarga de actividad para el corazón.
Casi 5 millones de estadounidense padecen insuficiencia cardíaca de carácter crónico. Se dan casos en todos las edades aunque es más común en las personas de edad avanzada. Además, es la mayor causa de hospitalización de personas con más de 65 años. Un corazón que empiece a debilitarse acorta la vida del paciente; antes de cinco años casi la mitad de las personas a las que se les ha diagnosticado insuficiencia cardíaca fallecen.
Los cambios en los hábitos son muy importantes tanto para prevenir como para tratar la insuficiencia cardíaca. Algunas de las medidas más beneficiosas para disminuir los factores de riesgo son limitar el consumo de sal, controlar la tensión sanguínea y la diabetes, mantener un peso normal y no fumar.
Imponerse un descanso, si se ha hecho un gran esfuerzo que haya sobrecargado al corazón, en realidad es la primera medida capaz de detener la espiral de progresión en los síntomas en caso de insuficiencia cardíaca. En la actualidad se les recomienda por lo general a los pacientes con insuficiencia cardíaca que hagan ejercicio físico con regularidad. Es importante, sin embargo, que los enfermos y sus médicos hablen sobre la conveniencia y la intensidad de unos u otros ejercicios de acuerdo con las características particulares de cada paciente.
Recientemente un equipo de investigadores alemanes reveló que los hombres con insuficiencia cardíaca que han pedaleado durante 20 minutos diarios en una bicicleta estática durante seis meses mostraron una mayor capacidad para la actividad física y mayor volumen de bombeo (la cantidad de sangre bombeada en cada latido) que el resto de los pacientes. Los enfermos objeto del citado estudio también mostraron menores tasas de relajación cardíaca, menor resistencia al flujo sanguíneo a través de las arterias y una pequeña reducción de cardiomegalia (aumento excesivo del corazón). No se observó ninguno de esos síntomas beneficioso en el grupo de pacientes que no hacían ejercicio. Las conclusiones de dicho estudio se publicaron en el número de 21 de junio del 2000 de la revista especializada Journal of the American Medical Association.
Si es posible, las enfermedades subyacentes que contribuyen a la insuficiencia cardíaca deben ser tratadas inmediatamente. Entre las acciones correctoras que son de gran ayuda figura la reparación o la sustitución de las válvulas cardíacas, la circunvalación arterial o la reapertura de las arterias bloqueadas. Tales medidas pueden ralentizar o detener la progresión de la insuficiencia cardíaca, y en algunos casos hasta curar la enfermedad.
Los medicamentos, aunque no curan por sí solos, son muy importantes para controlar la insuficiencia cardíaca. No sólo porque alivian los síntomas y mejoran la calidad de vida, sino porque también reducen el riesgo de hospitalización y muerte. La mayoría de las personas con insuficiencia cardíaca son tratadas con una combinación de fármacos. Los tipos de medicamentos que a continuación reseñamos son prescritos a la inmensa mayoría de enfermos con insuficiencia cardíaca:
- H.R. HillerDiuréticos, para tratar la hinchazón.
Inhibidores ACE, para facilitar la circulación de la sangre a través de las venas.
Beta bloqueantes, para mejorar la función del ventrículo izquierdo: la principal cámara de bombeo del corazón.
Glucósidos cardíacos, para aumentar la capacidad de bombeo del corazón.
A pesar de una buena atención médica, algunos pacientes de insuficiencia cardíaca permanecen en una situación de extrema debilidad y riesgo de muerte. Aunque el transplante de corazón es la mejor solución para dichos casos, no hay suficientes donantes de corazón, por lo que muchos receptores potenciales fallecen esperando un transplante.
Una posible alternativa al transplante de corazón es la cardiomioplastia dinámica, una técnica que se practicó por primera vez en 1985 por el cirujano francés Alain Carpentier. Aunque la cardiomioplastia parece que mejora las funciones vitales y la calidad de vida, se necesita más investigaciones y estudios sobre su incidencia a largo plazo y sus efectos positivos antes de que este método sea aceptado a largo plazo y de forma generalizada como terapia estándar contra la insuficiencia cardíaca.
En la cardiomioplastia, un músculo del esqueleto normalmente, el latissimus dorsi de la espalda, es separado parcialmente y recolocado dentro del pecho, enrollado en el corazón. El músculo se deja atado a su sitio original por una delgada tira de tejido llamada pedículo, a través de la cual la sangre continúa fluyendo hacia el músculo. Posteriormente se insertan electrodos dentro del músculo, que son conectados a una especie de aparato similar a un marcapasos llamado cardiomioestimulador, que más tarde será utilizado para estimular el músculo a fin de que éste se contraiga de forma sincronizada con el corazón.
Antes de que el músculo recolectado pueda empezar a funcionar como soporte auxiliar del corazón, debe ser reciclado. A diferencia del músculo del corazón, el cual funciona normal continuamente día y noche, el músculo del esqueleto ha sido diseñado para el movimiento voluntario y se fatiga si se utiliza repetidas veces. A principios de los '80, los investigadores médicos descubrieron que con una adecuada estimulación el músculo del esqueleto podía desarrollar funciones semejantes a las del músculo del corazón. Tras un período postoperatorio de unas dos semanas, el músculo recolocado puede ser progresivamente reacondicionado mediante una serie de contracciones estimulantes debidamente programadas. Al cabo de unas semanas el músculo está en condiciones de contraerse repetidamente sin debilitarse. El propósito original de la cardiomioplastia era asistir mecánicamente al corazón para que éste tuviera mayor capacidad de bombeo. Aunque hay otras ventajas de esta técnica, como son la prevención de posibles ensanchamiento del músculo del corazón al estar comprimido por el músculo que lo envuelve. Este método estimula también el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos en zonas del corazón carentes de oxígeno. Las siguientes alternativas al transplante de corazón están actualmente en fase de desarrollo:
- Corazones artificiales y aparatos auxiliares del corazón. Varios aparatos auxiliares del ventrículo izquierdo (AAVI), que potencian la capacidad de este ventrículo, han sido autorizados por la Administración de Alimentos y Medicinas de los Estados Unidos (FDA) como una forma de evitar el transplante. Aunque suelen funcionar durante varios meses e incluso durante años, los AAVI y otros aparatos mecánicos no han sido autorizados para ser utilizados como remedio permanente contra la insuficiencia cardíaca.
La cirugía reductora ventricular. También llamada Método Batista en honor de su descubridora, Randa Batista, es una operación que consiste en quitar parte de la pared crecida en exceso del ventrículo izquierdo para que éste pueda bombear más eficazmente.
El transplante de células. El músculo del corazón de un adulto no se regenera bien. Los investigadores están intentando que el músculo se regenere injertando músculo saludable de células precursoras dentro del músculo del corazón afectado. |