CRIMENES FAMOSOS
Una muerte injusta
Laura Mattan nunca creyó que su marido fuera un asesino ni
aún después que fue ahorcado
Max Haines
Así como el público
canadiense ha tomado consciencia de que gente inocente puede ser encontrada
culpable de asesinato, lo mismo ocurre con el sistema judicial británico,
que está ahondando en viejas y dudosas condenas.
David Milgaad, Guy Paul Morin, y otros están vivos hoy porque
la pena capital no se practica en Canadá. Esto no era así
años atrás en las Islas Británicas. Sus viejos errores
yacen enterrados.
Reciente, se formó la Comisión de Revisión de
Casos Criminales para rever casos en los que pudieran haber ocurrido injusticias.
El primer caso de la Comisión involucró el asesinato de Lily
Volpert, de 42 años, una prestamista que fue apuñalada hasta
morir en su negocio de Cardiff, Gales, el 6 de marzo de 1952.
Mahmood Hussein Mattan, de 28 años, fue encontrado culpable
del asesinato. Siete semanas después fue ahorcado en la Prisión
de Cardiff, mientras protestaba su inocencia.
Mahmood, un somalí, era un antiguo marinero con una mala reputación.
Era concurrente habitual a las carreras de galfos y un tiburón
con los naipes. Debe notarse que nunca había cometido un acto de
violencia en su vida.
Como inmigrante se había establecido en Cardiff y se había
casado seis años antes del asesinato. Su esposa, Laura, quien tenía
17 años cuando se casó con él, pasaba por un mal momento.
Su familia despreciaba a Mahmood y creía firmemente que Laura se
había casado con alguien inferior a su clase.
Tan tirantes por prejuicios raciales estaban las circunstancia de su
matrimonio, que durante años la joven pareja se vio obligada a vivir
en casas separadas. Se las arreglaron para vivir en la misma calle.
Laura y Mahmoof estaban enamorados. Ni padres ni hermanos ni las convicciones
del momento podrían separarlos. Su mundo, con todas sus influencias
externas perturbadoras, se derrumbó a su alrededor ese día
de marzo de 1952 cuando alguien entró al negocio de Lily Volpert
en los muelles de Cardiff y le abrió la garganta con una navaja.
El asesino escapó con 100 libras.
La investigación del asesinato de Lily Volpert dio frutos rápidamente.
La policía apareció con un testigo ocular, Harold Cover, quien
afirmó haber visto a Mahmood dejar el negocio de préstamos
la noche del asesinato. La descripción del testigo ocular fue creída.
El juicio de Mahmood no fue sensacional. Basado principalmente en la evidencia
de Cover, Mahmood fue encontrado culpable y colgado.
El caso debería haber sido olvidado hace tiempo, pero nadie
absolutamente nadie, había contado con el amor de Lauran Mattan,
de 23 años, por su marido. La joven rezaba fuera de la Cardiff Prison
mientras ahogaban la vida del hombre que amaba.
No le quedó nada, excepto las palabras de Mahmood, quien hasta
el último momento imploró a su esposa que lo creyera. El no
había matado a nadie.
Después de la muerte de Mahmood, Laura determinó que
nunca dejaría la batalla para limpiar el nombre de su marido.
Se enteró que otro hombre, Tehar Gass, también somalí,
calzaba perfectamente con la descripción hecha por Harold Cover en
el juicio de su marido.
Gass estaba lejos de ser una buena persona.
Dos años después del asesinato de Vulpert fue sospechado
de haber apuñalado de muerte al dependiente Granville Jenkins.
Gass fue declarado insano y encarcelado en Broadmmoor, un hospital
para criminales dementes. Después de su liberación fue deportado
a Somalía.
Harold Cover, el testigo principal en el juicio de Mahmood, fue más
tarde convicto del intento de asesinato de su propia hija. Usó una
navaja, el mismo tipo de arma usada para matar a Lily Volpert.
Año tras año Laura suplicaba a cualquiera con autoridad
para que tomara el caso de su marido. Nadie lo hizo hasta hace tres años,
cuando Bernard y Lynne de Maid, dos abogados de Cardiff, se interesaron
en el caso de Mahmood. Se enteraron que Cover señaló a Mahmood
sólo después que se ofreciera una recompensa de 200 libras
por la captura del asesino.
Gracias a los esfuerzos de Laura, el caso de su marido fue el primero
en ser revisado por la Corte de Apelaciones. La Corte se enteró que
había tantas inconsistencias en la evidencia de Cover, que no lo
consideraron un testigo creíble.
Cover, de 78 años, concurrió a la vista. Todavía
afirmaba que su evidencia en el juicio original era la verdad. Esta vez
no fue creído.
Además, la corte se enteró que unos de los oficiales
investigadores en 1952 sabía muy bien que la descripción de
Cover no concordaba exactamente con la de Mahmood. Concordaba más
precisamente con la de Gass. El oficial que ocultó esta evidencia
murió en 1981.
Laura Mattan, ahora de 68 años y enferma de cáncer, escuchó
la evidencia concerniente a la ejecución de su marido hacía
tanto tiempo. Había luchado por este momento durante 46 años.
La Corte paso a paso desacreditó la evidencia presentada para
ganar la condena. Parecía haber muy poca duda de que se había
ejercido presión sobre la policía para resolver el caso lo
más rápidamente posible.
Corrieron lágrimas por las mejillas de Laura mientras la Corte
anulaba la condena de su marido. El término oficial, "demostrablemente
imperfecta" fue usado para describir el caso contra el hombre condenado
por error.
Desde la vista, la policía de Gales del Sur ha pedido disculpas
oficialmente a Laura. Ella actualmente está buscando una compensación
de dos millones de libras y un perdón póstumo por la condena
errónea de su marido.
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