Japón ganó anoche a Cuba 10 carreras por 6 y de paso se coronó campeón del primer Clásico Mundial de Béisbol en un partido de alaridos celebrado en el Petco Park de San Diego, Estados Unidos.
Fue un evento para la historia y una final inesperada. Los "Gigantes" de la pelota profesional quedaron vagando en el anonimato y Cuba, fue protagonista de principio a fin.
En la madrugada de hoy, Cuba y Japón bajaron el telón y le dieron al Clásico un ribete histórico.
La tropa japonesa vino a la carga en el mismo primer episodio, tras marcar ramillete de cuatro anotaciones y sorprender a Cuba en el inicio del partido. Los nipones abrieron la pizarra en las piernas del jugador de cuadro Tsuyoshi Nishioka, cuando Nobuhiko Matsunaka sonó imparable productor en la misma primera entrada.
Cuba tuvo que sacar del partido al abridor Ormari Romero y dar paso a Vicyohandri Odelin, quien se encargó de la lomita.
Los cubanos respondieron en la primera entrada con cuadrangular solitario del campo corto Eduardo Paret.
Japón amplió la pizarra con par de carreras en la quinta entrada, pero Cuba no se rinde y dio dos en la séptima y dos más en la octava, para cerrar el marcador. Los izquierdos Norberto González y Adiel Palma rindieron un buen trabajo por el equipo cubano desde la lomita.
La octava fue para soñar con el equipo cubano. Yulieski Gourriel abrió con imparable al cuadro interior y anotó con cuadrangular del guardabosque Fredereich Zepeda que se fue dando de imparables en todos los partidos del equipo cubano. Japón vino a lo grande en la novena y marcó cuatro carreras, para cerrar su producción.
El Clásico Mundial cerró el telón con una demostración de organización, llantos, tristeza, alegría y un nivel elevado de juego. Hubo sorpresas y sorprendidos, pero queda la ilusión de volver a ver a los mejores peloteros del planeta en el 2009, cuando se vuelva a dar el evento beisbolero más grande del planeta.
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