Si bien es aceptable para los comerciantes la meta de ganar dinero, debiera prevalecer la idea de que el fin no justifica los medios. No debe valerse la trampa ni la mentira ni la injusticia.
Lastimosamente son muchos los comerciantes que echan mano de esas malas prácticas para hacer dinero fácil, y en el camino engañan a los compradores.
Algunos utilizan la publicidad engañosa como medio para enganchar a sus víctimas; les entregan artículos muy distintos a los que fueron pagados por los clientes; se niegan a devolverle el dinero a aquellas personas que han sido perjudicadas, y casi nunca le dan la razón al cliente.
En un mercado tan pequeño como el panameño, esta situación gana dimensión de tragedia. No es posible que en territorio tan pobre, con gente extremadamente miserable, haya gente que piense únicamente en hacer dinero, lo más rápido posible, sin pensar en las consecuencias.
No se ponen a pensar que en la medida que le quiten el poco dinero que tiene la gente, serán más las familias necesitadas, y esto generará más inestabilidad social y a la larga será inevitable el caos, y en medio del caos perderán más dinero del que hayan obtenido de mala manera.
Los empresarios debieran ser los más interesados en que la justicia social impere, pues en esa misma medida la sociedad tendrá el bienestar suficiente para consumir, y todo tendrán un mejor nivel de vida. Ojalá los muchos comerciantes honestos que tiene Panamá, levanten su voz y ayuden a que las cosas mejoren. |