Insisten en Constituyente

Jean Marcel Chéry
Crítica en Línea
El magistrado de la Corte
Suprema de Justicia Edgardo Molino Mola respaldó ayer la iniciativa
de convocar una Asamblea Constituyente que reforme la Constitución,
y de esa manera crear un Tribunal Superior de la Magistratura para garantizar
que las designaciones de los magistrados sean por concurso y evitar que
el presidente de la República nombre a sus "amiguitos".
Crear un Tribunal Superior de la Magistratura "significa que absolutamente
todo el que ingrese en el Organo Judicial, ingrese por concurso y méritos,
y no porque es amiguito del presidente, porque es familia de alguna persona
o porque tiene influencia política", reiteró el magistrado.
Molino Mola argumentó que "se debe crear una nueva Constitución,
para garantizar que el que llegue a la Corte sea realmente porque es una
persona que ha demostrado ser un abogado ilustre, de mérito, un profesor
universitario, una persona que se ha fajado por mucho años en la
profesión y que conoce, debido a que un magistrado no puede ser una
persona improvisada".
El magistrado explicó que, para lograr los cambios constitucionales,
la Asamblea Legislativa actual debe aprobar una modificación a la
cláusula de reformas, para establecer que la Constitución
puede ser modificada a través de una Asamblea Constituyente. Luego,
los legisladores que tomen posesión el próximo uno de septiembre,
tienen que aprobar dichas reformas y en el año 2000 podríamos
empezar a trabajar en la nueva Constitución, aclaró.
Por su parte, el constitucionalista César Quintero dijo que para
cambiar la Constitución "no hay más remedio" que
instalar una Asamblea Constituyente. Sin embargo admitió que tiene
"temor" de que a dicha Asamblea se le otorguen facultades "absolutas",
"soberanas" e "ilimitadas", como ocurrió en 1945.
Quintero, ex magistrado de la Corte Suprema y del Tribunal Electoral,
sostuvo que se debe descartar las reformas constitucionales mediante la
aprobación de dichos cambios en dos periodos de sesiones legislativas
y luego la respectiva ratificación en un referéndum, debido
a que los dos últimos intentos (1992 y 1998) fracasaron.
En estos casos los panameños no votan por el contenido de los
cambios constitucionales, sino para rechazar o favorecer al gobierno de
turno, manifestó. Y en ambos casos le dijeron No al gobierno, dijo
Quintero.
Igualmente indicó que sería muy difícil que las
reformas se den por la aprobación de la actual Asamblea Legislativa
y la que se instale el primero de septiembre.
Igualmente advirtió que se debe limitar las funciones de los constituyentes.
La Asamblea Constituyente no debe emitir leyes ordinarias, sólo se
le debe asignar las modificaciones a la Constitución, sostuvo.
Los constituyentes tampoco deben ejercer esas funciones durante más
de seis meses y no deben sobrepasar los 45.
Los constituyentes de 1945 fueron hombres y mujeres de excelente calidad,
pero "si se tienen poderes absolutos, se tiende a abusar de ellos aunque
uno sea santo".
En tanto, Quintero consideró necesarias las reformas constitucionales,
porque los Órganos del Estado requieren cambios radicales, al igual
que los regímenes locales, como los provinciales y municipales.
Estimó que se debe cambiar la forma de elegir a "los mal
llamados legisladores", es decir, a los diputados. Alegó que,
al establecer circuitos electorales "muy pequeños" para
elegir a los legisladores, se "desnaturaliza" la función
de ellos, porque se dedican a hacer trabajos comunitarios, en lugar de hacer
leyes. Los legisladores no son para hacer alcantarillados, apuntó.
El constitucionalista dijo que la Asamblea Legislativa es muy numerosa
y además los legisladores tienen muchos privilegios, lo cual hay
que cambiar.
Sin embargo, agregó que "no creo que se puedan dar reformas
totales a la Constitución".
Asimismo explicó que desde 1989 hay necesidades de reformar la
Constitución, porque estos cambios se deben dar cuando la realidad
nacional lo necesita. En 1989, los elementos de poder eran las Fuerzas de
Defensa, el capital, el pueblo y Estados Unidos y tras la invasión
armada uno de estos desapareció, lo que hacía necesario una
reforma constitucional.
Después de que se registra una revolución, es necesario
un cambio constitucional y en 1989 se registró la revolución
más importante después de nuestra separación de Colombia
en 1903, subrayó.
Mientras tanto, el procurador José Antonio Sossa indicó
que la Constitución se puede mejorar con unas reformas, pero aclaró
que "esta no es una varita mágica para resolver los problemas
nacionales".
Añadió que su experiencia como legislador le ha hecho conocedor
de las áreas que pueden reformar en la Constitución, pero
después de los cambios en la Carta Magna "vamos a seguir teniendo,
porque el problema no está en la norma, sino en su aplicación".
A juicio de Sossa, los cambios constitucionales deben darse en la estructura
del Órgano Legislativo y del régimen municipal.


|