Es una hortaliza popularmente conocida por su propiedad de aumentar la diuresis, gracias al aceite esencial que contiene, que ejerce un efecto dilatador sobre los vasos renales, y favorece de esta manera eliminación de agua y de sustancias tóxicas por la orina. Por ello, resulta eficaz contra afecciones articulares.
Sin embargo, si se abusa de su consumo crudo puede resultar bastante indigesto. La cocción reblandece la celulosa, un tipo de fibra que contiene, y la hace más asimilable por el organismo.
Las pencas tiernas y crujientes de apio pueden consumirse crudas, solas o en ensaladas junto a otros ingredientes, tras eliminar con un cuchillo los hilos. También se pueden consumir fritas, cocidas o rellenas, y con frecuencia acompañadas de algún tipo de salsa. Tallos, hojas y semillas se suelen añadir en sopas y estofados como condimento. Otra manera de tomar apio es elaborar un jugo fresco a partir de tallos y hojas.
El fruto desecado del apio se emplea como condimento con el nombre de semilla de apio; también se muele y se mezcla con sal para preparar la sal de apio, y en ocasiones se combina con ajo desecado.
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