EDITORIAL
Pruebas antidoping
Una manera de sanear a la sociedad panameña es aplicando controles. Y parece que hacia allá se encaminan algunas instancias del país, a las que se ha sumado la dirección del Colegio Artes y Oficio, Melchor Lasso de la Vega. ¿La finalidad? Buscar mecanismos para prevenir la violencia estudiantil.
En Panamá, la práctica empresarial generalizada, al momento de la contratación de un empleado, es requerir que éste se someta a exámenes previos de salud general: Psicológicos, de embarazo, en algunas ocasiones de SIDA y Antidoping, entre otros.
Este último es la modalidad que intenta aplicar el profesor Raymundo Hurtado Lay a los estudiantes del Artes y Oficio, que en los últimos años han evidenciado conductas censurables dentro de la sociedad. El estudio no es sólo un derecho, sino un deber de todos y cada uno de los panameños. Es gratuito, y también un privilegio que debe ser aprovechado en su máxima expresión.
Innegablemente el status de estudiante se ha mal empleado y ha servido para algunos alumnos, gracias a Dios la minoría, para cometer actos inadecuados a todas luces delictivos. Lamentablemente el Colegio Artes y Oficio, fundado con miras a formar ciudadanos capaces y productivos en diversas áreas del conocer científico y técnico, se ha infestado de elementos que hacen mal uso del estandarte dando una mala imagen en la comunidad Claro está que no es la mayoría del estudiantado, pues allí se anidan jóvenes con alto espíritu de superación y plausibles conductas.
La aplicación de la prueba de antidoping es un arma que hay que saber manejar. Habrá quienes, aduciendo que ésta lesiona los derechos del estudiante, pondrán resistencia. No faltarán padres de familia que sospechan o conocen de las andanzas de sus hijos e intentarán patrocinar tales conductas irreverentes, ocultándolas a los ojos de la comunidad. Lo que no es entendible es la posición del Ministerio de Educación que como ente regidor debería salir a la calle a defender la propuesta, sin embargo, hace todo lo contrario.
Para todos es público y conocido las disputas políticas que en antaño enfrascaron a la Ministra Doris Rosas con el director del Artes y Oficios.La memoria ciudadana recordará que en Artes y Oficios se ha intentado aplicar normas severas, que a la postre no han sido funcionales. Ello, ha llevado al famoso antidoping.
Para nadie es un secreto que en los colegios un porcentaje de estudiantes consumen de manera regular u ocasionalmente algún tipo de droga ilegal. ¿Que hacer con aquellos jóvenes a quienes se les pruebe que andan en el mundo de las drogas? La propuesta debe ir acompañada, más que de medidas de sanción, de programas de rehabilitación y tratamiento, para lograr reinsertar al estudiante drogadicto a la vida escolar.
PUNTO CRITICO |
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