CUARTILLAS
Gente
Milciades A. Ortiz Jr.
La dama de edad madura circulaba
con su carrito por el supermercado de San Francisco. Ya antes me había
saludado y cerca de la sección de frutas, se acercó y en voz
baja dijo:
"Estoy decepcionada. Ninguno de los tres es bueno..."
No tuvo que concluir la oración, porque sabía que se
refería a los tres candidatos a presidente para las próximas
elecciones. Yo quedé algo sorprendido por un segundo. Sin querer
entrar en discusión, hice un movimiento de cabeza que realmente no
aprobaba, ni negaba lo dicho por la dama. Y me fui rápido, porque
esa mañana de sábado no tenía ganas de discutir sobre
política.
Antes de ir al super por unas compras, ya había tenido mis buenos
minutos de discusión con jubilados sobre política. Y todos
mostraban un sentimiento de decepción, desánimo, frustración,
por la situación política del país.
¿Es que ninguno de los tres candidatos satisface a mucha gente?
Esta es una pregunta seria, que debe preocupar a los políticos.
Me refiero a gente de edad madura y de la tercera edad. Pero, ¿qué
se puede decir de los jóvenes, que son la mayoría de los votantes?
Respecto a los jóvenes, uno de ellos me dijo el otro día,
molesto: "Ustedes creen que los jóvenes solamente pensamos en
el regué y somos fiesteros; que nos pueden comprar el voto o engañarnos
con facilidad. Están muy equivocados, porque hay jóvenes que
también pensamos en el futuro de Panamá y votaremos por el
mejor candidato".
Le dije al joven que ellos ya habían sido engañados en
las elecciones pasadas, por el músico que vive en E.U., quien ha
resultado el peor fiasco político del momento. Y si lo engañaron
una vez, muy bien podría ocurrir esto de nuevo.
El jovencito seguía molesto y esgrimió en su argumento
la diferencia de edades. "Ud. dijo que un jovencito había vendido
su voto, pero eso también ocurre con gente de edad, pero de ellos
no se habla", señaló la "nueva generación"
de panameños.
No quise discutir con él, porque sé que a nada conducirá
ese intercambio de ideas. Cada uno se mantendrá en su posición
y el resultado será disgusto entre ambos.
Pero las ideas del joven merecen publicarse. Señalaba que "los
viejos son los que han enredado este país por muchos años,
hasta el punto que casi lo destruyen. Ya es hora de que los jóvenes
tomemos el poder", indicó.
Pensé que ese joven votaría por la nómina del
Niño Martín, el más joven de los candidatos. No le
pregunté si lo haría. Porque respecto las ideas de los demás.
Sin embargo, eso de que los "viejos han enredado a este país",
me dio vuelta por la mente varios días...
Respecto al Niño Martín un furibundo oposicionista dijo:
"No sé qué méritos puede tener: si cortó
caña cuando niño, entonces puede ser un buen capataz en un
ingenio azucarero; si trabajó vendiendo hamburguesas en E.U., es
claro que será buen comerciante, pero para ser presidente se necesita
mucho más."
"¿Y qué me dice el apellido?", pregunté
con evidente ánimo de molestar. Puso cara amarrada el sujeto y dijo
que "mejor que no desentierren al difunto, que pueden salir muchas
cosas negativas que han estado calladas por mucho tiempo".
Yo sigo en mis trece: creo que hay que votar por personas y no por
partidos, porque en todos los grupos políticos hay gente buena y
capaz. En fin de cuentas, lo que vale es la honestidad y ganas de trabajar
que tenga la persona, y no a qué partido pertenezca (sobre todo si
es de los "cambiados" a última hora).
Ese día me fui pensando en lo que me dijo un amigo jubilado:
"Lo que hace falta en Panamá es un presidente de carácter".

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