La carne de vaca es un producto que millones de personas consumen en el mundo, por sus propiedades proteínicas y calorías. El ganado nos da otros productos derivados de la leche: quesos, mantequilla, salchichas, yogurts y helados. Las hamburguesas, los sandwiches, los platos especiales de los restaurantes y la dieta común de muchos es en base a la carne vacuna. Pero quizás dentro de cinco a diez años, puede que nadie la consuma, más aún cuando aparece la enfermedad denominada "Mal de las vacas locas" y resurge la fiebre aftosa, en países que eran los pioneros en el mercado ganadero mundial.
El "Mal de las vacas locas, cuyo nombre científico es Encefalopatía Exponjiforme Bovina (EEB), ha causado un tremendo desastre económico en la Unión Europea. Desde hace cuatro años, Inglaterra venía sufriendo los estragos de esta enfermedad, la cual daña el sistema nervioso del ganado y afecta sus actividades motoras. El cerebro igualmente se ve afectado. Pero lo peor es que dicho mal se transmite a las personas, causando similares efectos en el hombre.
Nuevamente, un terror global sobrecoge a los ganaderos, cuando además del "Mal de las vacas locas, aparece un rebrote de fiebre aftosa, enfermedad que es igualmente contagiosa en los animales, infecciosa y transmisible. Comienza bruscamente y evoluciona con rapidez; se caracteriza por una fiebre inicial fuerte, seguida de formación de ampollas o vesículas. Hasta el hombre puede ser transmisor de esta enfermedad.
Podemos decir que el rebrote en Inglaterra de hace unos días ha sido el peor de la historia europea. Unas 60 mil cabezas de ganado debieron ser sacrificadas en dos días, en grandes hornos, para matar a los animales y a los gérmenes. Cerdos y terneros igualmente son víctimas de las dos terribles epidemias.
En Brasil, surgió una polémica fuerte con el gobierno del Canadá, el cual acusó a Brasilia de no hacer nada contra la fiebre aftosa, plaga endémica en Sudamérica. Los brasileños contraatacaron y desmintieron los rumores. Argentina, Uruguay y Paraguay, países ganaderos por excelencia, también sufrieron secuelas de algunos proveedores que se negaron a comprar su carne, entre ellos Estados Unidos y Corea.
No es que seamos aduladores, pero Panamá debe estar orgullosa que en el Istmo esté erradicada la fiebre aftosa. Es más, la crisis ganadera en Europa incluso fue aprovechada por algunos productores vacunos locales para hacer ofertas de exportación de carne de res. Acá, la carne es buena y no tiene el tratamiento de hormonas que llena de grasa a la carne de vaca europea.
La lección aprendida es que el "Mal de las vacas locas" y la fiebre aftosa han hecho cambiar costumbres y destruir los grandes monopolios ganaderos. La alternativa sería consumir vegetales, pollo o hasta derivados sintéticos de la carne, que sepan igual a la res.
O lo mejor, es el consumo de los productos del mar. El pescado es una opción, mientras que los langostinos y derivados pueden ser una buena comida para el ser humano. Ni modo, parece que viviremos una eterna cuaresma tras el desastre ganadero. |