Abarrotados hoteles en Bocas del Toro

Leonardo Machuca G.
Isla Colón / EPASA
Durante los días de carnaval, totalmente abarrotados de clientes resultaron los hoteles restaurantes, bares, parques y playas de las islas Colón, Bastimentos y Careniero de la provincia de Bocas del Toro. Hasta ayer martes, aún continuaban llegando visitantes que tenían que esperar horas para poder abordar las lanchas rápidas que den el servicio de taxi acuático, entre Almirante y la Isla Colón, cabecera de la provincia. A través de la nueva carretera Chiriquí Grande - Almirante que une la provincia con el resto del país, fueron cientos de vehículos que pasaron conducidos desde todas partes de la república con destino al paradisíaco garaje del Atlántico. Al llegar al lugar, muchas personas que por primera vez llegan a la provincia, lejos de buscar el jolgorio de los culecos, prefirieron pasarla en botes, bucear, esquiar, o simplemente caminar por las bellas playas. Otros que llegan en busca de paz y tranquilidad, decidieron alquilar cabañas y dedicarse a leer libros, conversar, admirar los paisajes y costas mientras escuchaban el palmetear de las olas o bien el aullido de los monos o cantos de las más de 100 especies de aves que deambulan por la tierra tortuguera. Lugareños constructores de algunos edificios que mudamente son testigos de los acontecimientos acaecidos en la isla por más de medio siglo, aseguran que desde inicio de las operaciones de la transnacional bananera, no veían tal movimiento de personas en el lugar. La influencia de tantas nacionalidades por ende idiomas, no fue obstáculo para que los locales pudieran guiar y hacer amistad con los forasteros, las señas y una que otra palabra fueron suficientes pero más que otra cosa, el calor acogedor característico del bocatoreño. Los desfiles de las reinas y sus cortes se realizaron de manera peculiar y tal vez única en el país, lo hicieron a bordo de lanchas paseándose por toda la bahía y también por las calles de las islas mencionadas sin importar el orden porque dependiendo del calor y el ánimo se cambiaban las opciones. Los grupos de calipso, discotecas, rapiadores y la mojadera desde los cisternas preñados de agua salada fue otro atractivo. En Bocas del Toro, cuando se celebra en grande, tenga por seguro que se unirá al jolgorio un buen aguacero y así sucedió, el día lunes, pero esta situación natural y propia del lugar no fue placer que la mayoría prometió volver. La vida nocturna no se quedó atrás, todos los días de carnaval incluyendo este martes, los centros nocturnos se vieron copados a su máxima capacidad, hay quienes por falta de habitaciones durmieron en las playas y parques dentro de sus respectivos sacos pero la fama era tan buena, que muchos despertaban azotados por el sol o la lluvia, a un lado de lo que debió ser su cómoda cama. Pero no todo fue color de rosas, hay quienes se quejaron o devolvieron por la falta de comida, habitaciones, facilidades como baños, agua y otros. Los lugareños expusieron lo propio, la apertura de la carretera obligó a los propietarios de lanchas o deshacerse de varios de estos vehículos a falta de clientes, los restauranteros tienen la medida exacta para estas fechas, los hoteleros están en un proceso de expansión y los cantineros jamás pensaron que llegarían tantos pinteros. Lo cierto es que los locales fueron sorprendidos por la manejada de personas que se dieron cita en el lugar, hay quienes por revistas, internet, televisión, radio y otros medios escucharon o vieron las bellezas de Bocas del Toro y finalmente cuando se abrió la carretera decidieron, que nadie les echaría cuento y así coincidieron. Para el próximo año estaremos mejor preparados, dijo el popular "Don Chicho", comerciante del lugar.
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Para el próximo año estaremos mejor preparados, dijo el popular "Don Chicho", comerciante del lugar.
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