REFLEXIONES
"Mascotas indeseables, dueños irresponsables"

Carlos Christian Sánchez C.
Relacionista Internacional
Por más que uno trata de denunciar ciertas situaciones indecorosas, la gente sigue cometiendo abusos en contra de otros ciudadanos. Al parecer, en Panamá hay licencia para molestar a los demás. Cada mañana, las vecindades son el escenario de una cruenta guerra. Este conflicto se debe a que las mascotas, animales caseros, se dedican a contaminar la propiedad de las personas que no poseen esas criaturas. Por acá en la barriada Don Bosco de Juan Díaz, es común ver esto. Varios dueños de mascotas dejan que las mismas transiten libremente por las calles de la urbanización. La mayoría de estos animales son caninos, perro de cierta categoría. Lo malo es que dichos animales suelen atacar a los ciudadanos que se acercan a las viviendas de sus amos. Nada malo debería ocurrir. Para eso fueron adquiridos los perros. Pero la misión de custodiar las casas de sus dueños, puede también generar otras molestias. No todos los vecinos somos "ladrones". El extremo de la situación llega cuando los perros están sueltos, dispuestos a hacer sus necesidades fisiológicas en otros sitios que no sean sus hogares. Por decir un simple ejemplo, ciertas personas de Calle Segunda en Don Bosco, dejan sus perros en soltura. Siempre me dicen algunos vecinos del lugar que los caninos atacan a los que hacen ejercicio por el lugar. Hasta llegan al punto de que deben cargar una vara de madera o plástico, para espantar a los animales. Hago esta denuncia, porque está de moda el tema del control de las mascotas dentro de las viviendas de los pobladores de la ciudad de Panamá. El Ministro de Salud, José Terán, asesorado por especialistas del ramo, decidieron implementar medidas para resolver los problemas de la tenencia de perros, gatos, aves y animales domésticos en los edificios y propiedades cerradas. Empero, poco se habla en el decreto sobre la peligrosidad de los animales, cuando están fuera de las propiedades. El Ministerio de Salud, que hizo gala de su seriedad cuando anunció la prohibición de los Carnavales de Azuero, por el asunto de las ratas, ni siquiera trata el tema de la irresponsabilidad de los dueños de mascotas, al dejar que las mismas hagan sus desechos orgánicos en las casas y terrenos de los demás ciudadanos. Escuchando la opinión de una periodista radial de Radio Ancón, en un programa matutino de las ocho, la joven denunciaba lo dañino de los desechos de los perros, ya que éstos pueden provocar serias enfermedades, incluso la muerte a personas muy alérgicas. Aquí en la ciudad de Panamá, específicamente los barrios de "cierta nobleza", como Marbella y Paitilla, es común ver los excrementos de los caninos dejados en la acera. Los parques de Bella Vista, como el Urracá y de El Carmen, tienen ese problema, aunque las autoridades suelen ordenar a los aseadores que pasen constantemente por dichos espacios abiertos. Esos desechos deben ser recogidos, porque quién sabe si los niños o los jóvenes, cuando juegan en dichos parques, puede que tengan contacto directo con las excretas, causando inmediatamente el contagio infeccioso. Lo mismo que ocurre en Bella Vista, pasa en Bethania, Cerro Viento, San Antonio, Las Acacias, San Francisco y El Cangrejo. Por desgracia, la ley de la selva domina las afueras de la urbe capitalina, incluyendo San Miguelito. Los alcaldes de esos distritos, tanto el señor Juan Carlos Navarro, que conoce muy bien sobre el tema de los animales domésticos, como el señor Rubén Darío Campos, parecen que han dejado a la libre este problema, que en nada soluciona el respecto cívico y la moral ciudadana. Ojalá que las autoridades municipales y el Ministerio de Salud, se dignen buscar serias medidas regulatorias, tanto penales como restrictivas, contra aquellos ciudadanos que permiten que sus mascotas anden sueltas por la ciudad, causando problemas a los demás. Que esos compatriotas irresponsables se les obligue recoger los excrementos de sus animales caseros, como castigo merecido. Así se respetará la propiedad privada, además del derecho de terceros que tanto "defendió" cierto ministro en el gobierno de Pérez Balladares.
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