EDITORIAL
Vendedores de ilusiones u ofertas electorales
inmoderadas
Algunos políticos
estiman que los panameños todavía estamos en los tiempos de
la "Patria Boba" y sin poder reflexionar seriamente, hacen ofertas
electorales que rayar en lo inverosímil por lo desmedida.
Pensando que el pueblo panameño no ha evolucionado, con inaudito
cinismo venden ilusiones como si los electores fueran un pueblo de tarados
que a juicio de estos candidatos no supieran discernir de lo real y lo ficticio.
Es inconcebible que estando en la ruta de fin de siglo, haya políticos
que estimen que el tiempo se detuvo medio siglo atrás. A los panameños
ya no los seducen los cantos de sirena de promesas que son quimeras ni los
mensajes de redención de días mejores, ya que los políticos
tienen que tener credibilidad en sus ofertas electorales.
Una gran mayoría de candidatos a puestos de elección popular
en su feria de demagogia, le han perdido el respeto a los números
y cifras en sus propuestas electorales. Y en aquello de prometer, proclaman
ser los salvadores de la Patria y la solución de todos sus problemas.
Por supuesto nada de esto es verdad y como suponen que este es un pueblo
iletrado, sin sonrojarse siquiera proclaman a los cuatro vientos su mensaje
engañoso.
Muchos políticos que no han cambiado de mentalidad y otros bisoños
que creen que el pueblo no ha evolucionado, van a sufrir un gran desengaño
en las urnas por menospreciar al electorado.
Los golpes que han sufrido los sectores populares lo mantienen en estado
de alerta para no dejarse sorprender de los falsos profetas. Poco a poco
ha ido desapareciendo la era del amiguismo, compadrazgo, y del caudillismo.
Incluso, languidece la época de la compra de votos y del alineamiento
en torno al gamonal. Pero eso no parecen advertirlo elementos retrógrados
y reaccionarios a los que les es difícil comprender que Panamá
está viviendo una nueva era política.
El léxico revolucionario de los años '60 también
ha sido superado al caer las doctrinas extremistas, pues se observa el rojo
desteñido del totalitarismo. También ha sido menguada la influencia
de la derecha recalcitrante, aunque un peligro mayor es el de la globalización,
amenazan los siempre sufridos pueblos del Tercer Mundo.
Queremos llamar la atención a los políticos de que tienen
que cambiar su discurso. Tienen que ser más sinceros y con propuestas
reales. El fin del siglo se proyecta también como un año de
nuevas alternativas y oportunidades y los políticos deben haber aprendido
que estamos en un año de transferencia de tecnologías y no
en la obscuridad cuya luz se ve al final del túnel.
Los candidatos deben tratar al pueblo panameño con respeto. No
hacerlo es negarse a aceptar la evolución de quienes los elegirán.
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