Viernes 5 de marzo de 1999

 








 

 


FAMILIA
"La Máquina Humana"

Joaquín A. Arias E.
Presidente Pro Vida

Creemos que somos profesionales de la vida y sólo somos unos simples aficionados de este arte; no logramos aprender nunca la ciencia de saber vivir y no logramos tampoco acumular experiencia, aún cuando de ella dependa la dicha o desdicha de nuestra existencia, por mucho que sepamos especializarnos en una profesión, en un oficio o en un comercio cualquiera; conocemos en verdad, muy poco de la máquina humana que guarda el secreto de nuestros verdadero triunfo por que atendemos menos a nuestros cuerpo que a las máquinas de nuestras industrias. Nuestra máquina humana se debería mantener en óptimas condiciones todo el tiempo, puesto que es un mecanismo milagroso, como un templo que, mancillado y abusado, contaminará tambien cualquiera manifestación espiritual. Los planes de educación enseñan muchas materias pero casi siempre la escuela y la universidad se quedan atrás pues el progreso y la inventiva de la mente humana dejan obsoletos los sistemas de enseñanza. La mayoría de los seres humanos ignoran la ciencia de la mecánica humana, este es el arte de cuidar la máquina del cuerpo para su mejor funcionamiento con el menor de los desgastes y para que todo lo que encuentre en su camino se convierta en material constructivo de la obra maestra de la existencia. La mejor locomotora sólo alcanza a convertir en energía útil para la propulsión, un veinte por ciento del poder de los combustibles que emplea, los dínamos no emplean o transforman en energía eléctrica un porcentaje mucho mayor del poder que las mueve; algo parecido según los psicólogos, acontece con la máquina humana pues sólo rinde un escaso porcentaje del potencial de fuerza psíquica; si se supiera manejarla sabiamente, podría rendir un enorme caudal de felicidad y agradable bienestar. Pocos son los seres felices y sin embargo, todo ser humano se esfuerza para llegar a la felicidad y en realidad, necesita al canzarla, tiene derecho a ella, y podría desgraciadamente no saber cómo. En el corazón y el pensamiento de la gran mayoría se anidan celos, rencores, envidias y prejuicios que se van enconando hasta intoxicar el alma. La salud es para el cuerpo humano lo que la hora es para el reloj; la salud es la hora exacta de nuestro organismo físico, la relación rítmica, la coordinación de todas las partes, por que la menor imperfección, la menor discordancia, alterna el ajuste.

Músculos fuertes, hígado sano, pecho robusto, no bastan por sí solos para dar y mantener la salud, la cual es el resultado necesario del perfecto funcionamiento de todos los órganos corporales. Del mismo modo la salud moral es el producto de un ejercicio armónico de todas las facultades espirituales; tampoco el reloj marcará la hora exacta, si alguna de sus piezas principales tiene algún desperfecto. La dicha, la energía, salud moral y física, dependen del funcionamiento armonioso, sin estorbos y perfecto equilibrio de toda la máquina humana.

 

 

 

 


 

BOLETIN COMUNITARIO
Presentarán libro sobre el Istmo de Panamá

Hepatitis B: la causa común de cáncer de hígado en el mundo

 

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