Cuando usted esté en problemas económicos, o personales, es cuando más se tiene que cuidar de la supuesta "ayuda desinteresada" que le ofrecen, porque si hay algo que conocen los oportunistas, chantajiistas y charlatanes es que la gente desesperada es la más fácil de embaucar.
Y precisamente de gente desesperada es que están llenos los dizque templos de esas supuestas "iglesias" que le prometen el cielo y la salvación eterna a cambio de la mayor cantidad de dinero que puedas ofrecer.
Hay situaciones en que no se ven las salidas tan fáciles como se quiere. Llega el momento en que estamos a punto de perder la casa o no tenemos dinero para la comida de los hijos y sale uno siempre a "fregarla" con su oportunismo.
El sujeto se hace el ayudador, ofreciendo el dinero que el desesperado necesita y le dice: "Yo te puedo ayudar. Aquí tienes doscientos balboas, pero, eso sí, te cobraré un treinta por ciento de interés". Como la necesidad existe y no hay otra salida, la persona cae y se endeuda más la vida.
El ejemplo anterior es sólo una de las tantas situaciones en las puede aparecer un oportunista.
Otro caso sería el de aquellas mujeres que han tenido una mala experiencia con sus maridos y de pronto salen unos hombres a bajarle el sol y las estrellas para elevarle la autoestima a la chica con un sólo fin: acostarse con ellas.
Una persona oportunista sabe usar los tiempos de forma adecuada. Sabe también dónde estar parado al momento de actuar y por eso llega en el momento justo sin importar con el dolor o la frustración del otro.
Ser oportunista conceptualmente no es malo porque se aprovecha las oportunidades para sacar algún beneficio. Lo negativo del asunto es cuando ese provecho se usa para atropellar a los demás como el primer ejemplo de este escrito.
Si eres oportunista de los buenos, de esos que crecen sin lambonear, sin pisotear, sino aprovechando todos los recursos para capacitarse y escalar correctamente, entonces sigue aprovechándote de los buenos momentos, pero, si eres de esos que sólo quieres obtener algún beneficio a costilla de otros, lo mejor es que vayas abandonando este criterio, pues tarde o temprano alguien te hará lo mismo. Sólo de esta forma vivirás la cruda realidad de lo que tú has hecho a los demás. Aún puedes cambiar.